Señor Director:
Con bastante gusto a poco quedamos todos, después de comprobar, como muchos ya lo predecían, la falta de drásticas resoluciones por parte de nuestro Papa Francisco en relación al enrarecido estado de la Iglesia Católica chilena, tras la reunión con los obispos chilenos, muchos dicen “Mucho ruido y pocas nueces”, yo diría que todo indica que el problema de la Iglesia Católica en su conjunto, en donde los abusos sexuales reiterados a través de los años acometidos por curas a nivel nacional y mundial son la parte central, lamentablemente superó por todos lados a nuestro entusiasta Papa Francisco que en el inicio de su papado, prometió extirpar a fondo estas lacras de la Iglesia Católica, algo que también pasó con Juan Pablo II, con el agravante que mantuvo un increíble silencio de encubrimiento al respecto y a Benedicto XVI, que hizo lo que pudo antes de renunciar, muchos dirán que la culpa es de la misteriosa “Curia Romana”, de sus pares que no lo apoyan, que sólo Francisco es un Papa de transición, que quiere, pero no puede, que puede y no quiere, y quién sabe cuántas cosas más, lo que es claro que mientras Francisco no se pregunte ¿Qué haría Cristo puesto en mi lugar?, la brecha entre la Iglesia del Vaticano y sus cada vez menos fieles será cada vez más difícil de superar, el tiempo apremia, es la hora que separé a todos los pastores que no tienen el olor a oveja, recordando lo que mencionó en su visita a Chile…
Luis Enrique Soler Milla