Señor Director:
Estos días han sido de dulce y agraz en términos medioambientales. La parte dulce es el Premio Nobel a economistas, cuyos trabajos han tenido enormes implicancias en la mitigación del cambio climático. Por un lado, han incluido en los modelos de crecimiento económico el costo social de las emisiones de gases de efecto invernadero, permitiendo en cierta medida conocer el costo de la inacción, y por otro lado han explicado cómo las políticas y regulaciones pueden promover el desarrollo de nuevas ideas e innovaciones que se traduzcan en un crecimiento sostenible, en otras palabras, estimando el beneficio de la acción.
La parte agraz es el reciente informe Intergovernmental Panel on Climate Change (Ipcc) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acerca del cambio climático, el cual enfatiza, más que ninguno otro entregado anteriormente, el sentido de urgencia de medidas que reduzcan las emisiones. Además, de llamar a la población a tomar conciencia de la situación, el informe hace un llamado a los gobernantes, políticos y empresarios a tomar medidas radicales tendientes a eliminar el uso de combustibles fósiles, reconvertir los sistemas productivos, y cuidar y mejorar nuestros bosques y suelos, entre otras cosas.
Los métodos para desarrollar y evaluar las políticas y acciones que el planeta necesita están, y han sido reconocidos nada menos con el premio Nobel.
Cristian Palma Infante
Académico Facultad de Ingeniería Universidad del Desarrollo