Señor Director:

Con gusto a poco, sin sustancia, sin dolor, débil fue el tenor de la homilía del Tedeum emitida por el monje benedictino Benito Rodríguez en cuánto al “Mea culpa” personal y general de la Iglesia Católica chilena por los ya innumerables abusos sexuales acometidos por curas a menores y adultos.

Yo esperaba que la homilía fuera potente, certera, profunda, obviando las solicitudes de perdón y evitando subir al carro de los abusadores otros problemas, como el trato a los inmigrantes, La Iglesia Católica chilena quedó en deuda, la homilía no fue acorde, consistente y dura como lo ameritaban los graves abusos del clero. El sacerdote benedictino Benito Rodríguez, debió preguntarse “¿qué habría dicho Cristo puesto en mi lugar?”

Luis Enrique Soler Milla