Señor Director:
El Liceo de Aplicación, un liceo emblemático y su numerito. Lo ocurrido con el vergonzoso acto delictual de un grupo de estudiantes, intentando quemar a lo bonzo a miembros de la policía uniformada o a quien fuese. Esto no habla bien de ningún establecimiento educacional que se precie de tal, solo desprestigio.
Recuerdo mi época de estudiante si alguien hubiera osado hacer algo así y cuáles hubiesen sido las consecuencias; no cabe duda las reacciones de esos padres con sus hijos o las autoridades. Ninguno, de los que en ese tiempo hicieron actos algo parecidos y recibieron su merecido terminaron, ni tontos, ni acomplejados ni con necesidad de atención psicológica ni nada. Más bien, sacaron una lección.
En este mundo interconectado, ¿qué dirán de nuestro país?, ¡qué vergüenza! Acá nos debemos preguntar, ya que la clase política no lo hace, ¿qué pasa por la mente de nuestro pueblo hoy, de nuestros estudiantes, como entes pensantes supuestamente civilizados o a medias? ¿Qué creen que, actos delictuales graves como éste, puede ser válidos para sus objetivos y puedan quedar sin consecuencias?
Qué mal habla externa e internamente de nuestra nación, de la política, de nuestras autoridades, de la educación, obviamente de los padres de los educandos y en definitiva del sistema democrático que queríamos, buscamos, tenemos, y ahora inexorablemente estamos destruyendo.
José Manuel Caerols Silva