Carta al director

Nicaragua: el caudillo sandinista Daniel Ortega

Por: Diario Concepción 19 de Julio 2018
Fotografía: Diario Concepción

En la lucha contra la dictadura dinástica de los Somoza, uno de los frentes de rebelión fue la guerrilla denominada Frente Sandinista de Liberación Nacional (Fsln) creada en 1961 para unir las diversas ramas de la resistencia armada, cuyos fundadores, entre los cuales estaban Carlos Fonseca, Silvio Mayorga y Tomás Borge, inspirados en la Revolución Cubana y apoyados por Fidel Castro.

El Frente Sandinista va a tener relevancia e impacto político cuando en 1974 irrumpe en una fiesta en Managua en honor del embajador estadounidense, donde toman varios rehenes de alto rango con el propósito de obtener la liberación de catorce guerrilleros, un abultado rescate en dinero y aumento de los salarios de los trabajadores. En ese intercambio de prisioneros por los rehenes, estaba Daniel Ortega, condenado en 1967 por un robo a un banco, liderando una acción guerrillera contra el capitalismo.

En paralelo a la acción de la guerrilla, que también extiende su acción en el entorno urbano, se desarrolla desde 1972 una fuerte crítica política al gobierno de Somoza, encabezada por el periodista conservador Joaquín Chamorro y los cuestionamientos del arzobispo Miguel Obando, como reacción a la represión sangrienta de la Guardia Nacional, que sostenía a la tiranía del gobierno somocista. Se inicia una clara conciencia en todos los grupos sociales que había que enfrentar la dictadura. Se acrecienta un fuerte rechazo a la represión y el enriquecimiento ilícito de los Somoza y sus allegados.

En 1978 asesinan al periodista Joaquín Chamorro, instancia emotiva y política que acelera la formación de una coalición ciudadana, que aproxima las dos organizaciones obreras, programando actividades conjuntas con la entidad empresarial (Cosep), realizando la primera huelga general hasta llegar a formar el Frente Amplio de Oposición, compuesto por 16 organizaciones y el Grupo de los Doce, promovido por el sacerdote Miguel D’Escoto y el escritor Sergio Ramírez, que piden la salida de Somoza.

Además, se daba la coyuntura de integrar figuras políticas del Frente Sandinista en este nuevo movimiento político, cerrando una amplia oposición a la tiranía y cooptando el apoyo de organismos internacionales, cancilleres de numerosos países y obteniendo que USA retire su apoyo a Somoza, buscando todos ellos la instalación de un gobierno de transición.

En julio de 1979 se forma un gobierno en el exilio con la participación de tres sandinistas: Daniel Ortega, Sergio Ramírez y Moisés Hassan, junto con el empresario Alfonso Robelo, que había formado el Movimiento Democrático, y Violeta Barrios de Chamorro, esposa del periodista asesinado.

El 19 de julio de ese año cae el gobierno de Somoza, precedido de un avance de la guerrilla hacia la capital, de una huelga general en el país, con una insurrección popular en las ciudades y con un arzobispo que expresaba, “que bajo ciertas condiciones, la resistencia armada a un régimen injusto y dictatorial puede ser legítima”. Ahora, el país se abría a la posibilidad de tener una experiencia nueva, intentando realizar un gobierno de reconstrucción nacional.

Es este el contexto histórico, descrito en una apretada síntesis, donde hemos ubicado al revolucionario Daniel Ortega hasta 1979. Hoy, él está en el otro extremo del espectro político, concentrando todo el poder en sus manos, disponiendo hasta el momento de la policía y el ejército, disciplinando a un grupo de adeptos proveniente del sandinismo, que enmascarados y provistos de camionetas y armamento reprimen sin contemplaciones. Ha ganado la última elección en forma fraudulenta, controla el Congreso, el Poder Judicial y el Servicio Electoral, donde ya no cabe la disidencia entre las autoridades que tienen a cargo las distintas instituciones. Su esposa, Rosa Murillo, antigua sandinista, es el poder fuerte en Nicaragua, y, ambos, intentan crear una nueva dinastía por medio de una reelección permanente, que en los hechos les daría el monopolio del Estado.

Sus antiguos camaradas Sergio Ramírez y Moisés Hassan, y, tantos otros, decepcionados se han retirado del Frente Sandinista de Liberación Nacional, que ha caído bajo la tutela de Ortega y han formado el FRS, Frente de Renovación Sandinista y el Frente Amplio de Oposición, para guardar y mantener los antiguos y legítimos principios que están anudados en el pueblo nicaragüense. Sin embargo, Daniel Ortega intenta mantener los ritos, la externalidad de las celebraciones sandinistas, en una mascarada vacía de contenido, sin espíritu alguno, excepto de mostrar e impresionar al pueblo que él encarna la legitimidad del sandinismo histórico y, por ende, la legitimidad del poder. Perdido el Estado de Derecho, conculcados todos los derechos básicos de las personas, instalada de nuevo la corrupción, amenazado el pueblo por la represión sangrienta, y asesinados centenares de ciudadanos, se comprende perfectamente la insurrección y la tragedia que vive nuevamente el pueblo de Nicaragua.

Arnoldo Pacheco Silva
Historiador

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