Señor Director:
Esta semana se cumplió un mes desde la puesta en marcha de la ley de inclusión laboral, tema que estuvo presente en un almuerzo brindado por el Presidente a trabajadores de distintos sectores y donde esta vez participó una persona sorda, en representación de esta comunidad con discapacidad que ha sido históricamente invisibilizada. Este hito ocurre cuando las empresas se están movilizando y solicitando apoyos para cumplir con esta nueva exigencia cultural y cuando les quedan sólo unos meses para definir si incorporarán o no a personas con discapacidad o si tomarán medidas alternativas. Por ello, se hace fundamental resolver aspectos pendientes de la ley y contar con todas las cartas antes de decidir.
Es primordial que se informe sobre la relevancia de contar con procesos de inclusión laboral, sobre los procedimientos para donar a fundaciones y qué porcentaje de personas con discapacidad deberán cumplir las empresas subcontratadas al tomar medidas subsidiarias. Así también el Estado considerar que las personas con discapacidad que asistieron a escuelas especiales no tienen el octavo básico exigido para contratarlas, porque la homologación de cursos es diferente y, por tanto, que se requiere de un protocolo que sea accesible para todos.
El impulso que ha tomado la ley no debe verse entrampado por estos aspectos puntuales, porque estamos frente a una oportunidad única para transformar la mirada sobre la discapacidad, para normalizarla y eliminar la lástima y el asistencialismo, viendo en la diferencia un valor para una sociedad más rica e innovadora.
María José Escudero
Directora Fundación Ronda