Señor Director:
La reciente inauguración del Teatro Regional del Biobío ha significado un valioso aporte a la difusión de la cultura y las artes en la cuidad, largamente anhelado por la comunidad. La infraestructura cultural local, sin embargo, sigue manifestando falencias importantes.
El fomento a la lectura debiera ser una de las prioridades de cualquier gobierno, sin embargo, nuestra realidad dista de ello. Las universidades cuentan con buenas bibliotecas, pero restringidas solo a su comunidad. Existen iniciativas privadas como Biblioteca Viva, pero que requieren un costo adicional para el lector. Nuestras bibliotecas públicas, sin embargo, muestran muchas limitaciones, sin desmerecer el trabajo que realizan.
Al conocer la Biblioteca Municipal de Santiago se me hizo aún más patente el atraso considerable en el que nos encontramos. Dicha biblioteca capitalina cuenta con un moderno edificio de 4 pisos, donde en cada uno de ellos existen 2 salas dedicadas a algún tipo de literatura: Infantil, Juvenil, Colección General, Prensa, entre otros. La infraestructura local, en cambio, se reduce a 2 pisos en un espacio reducido, donde, por ejemplo, no se puede consultar la hemeroteca en ciertos horarios, porque la sala es ocupada para reuniones o exposiciones.
El préstamo de libros en la capital es de fácil acceso, pues las solicitudes pueden ser renovadas fácilmente por internet. El sitio de nuestra biblioteca local tiene un catálogo anticuado y poco amigable, digno de un Windows 95, y no permite poder renovar en línea, teniendo que ser obligatoriamente de forma presencial.
Hago un llamado a las autoridades a poner el foco en las letras y desarrollar una infraestructura que permita su difusión de forma moderna y accesible, para afirmar con orgullo que somos realmente la capital cultural de Chile.
Sebastián Albarrán Pacheco