Señor Director:
La diputada Camila Vallejos emplazó, por medio de Twitter, a Luciano Cruz-Coke, acusándolo de cometer un “micromachismo” al hablar de ella como “la Camila” y del socialista Osvaldo Andrade como “Señor Andrade”, implicando que el militante de Evópoli no respeta de igual forma a ambos sexos.
Aunque para algunos la situación sea risible, si analizamos de cerca nos damos cuenta de que el concepto de “micromachismo” es muy revelador. La recientemente inventada idea de un “micromachismo” suele usarse como etiqueta para escandalosos hechos, como servirle la cerveza al hombre y el jugo a la mujer en un bar, saludar con un beso en la mejilla a la mujer, pero con un apretón de manos al hombre, o llamar por su nombre a mujeres, pero mientras que se prefiere el apellido para los hombres.
Ignorando la discusión sobre la irrelevancia del término, podemos darnos cuenta de que su invención revela el estado del feminismo en nuestro país. Que un movimiento fundado para luchar por el derecho a voto, la igualdad ante la ley y la no discriminación, actualmente esté reclamando porque la cerveza se la ponen al hombre en el pub es una gran señal: los problemas importantes están solucionados o desapareciendo, y sólo queda exaltarse por pequeñeces.

Cristóbal Díaz Guitart