Señor Director:
El viernes recién pasado, una parroquia y dos capillas se vieron afectadas por un cobarde ataque a la fe y a un templo sagrado. Los principales afectados por estos ataques somos los fieles y las comunidades, quienes vemos afectados nuestro lugar de oración y encuentro.
En el país y el mundo, los cristianos nos vemos afectados por la violencia. Estos hechos vulneran uno de los derechos intrínsecos de la persona: la libertad religiosa, principio promovido por la declaración universal de los derechos humanos que salvaguarda la libertad de conciencia, de pensamiento y religión. También establece que toda persona tiene la libertad de hacer manifiesto su religión o creencia “tanto en lo público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”.
En lo personal, atacaron una parte de mi fe ya que golpearon la capilla Emmanuel (ex sede parroquial) lugar donde yo hice mi primera comunión y mi confirmación. Exhorto a todos los católicos que no nos dejemos amedrentar por estos hechos y defendamos nuestra libertad religiosa promoviendo la paz. Espero que durante el paso del Papa en Chile se viva en profundidad el lema de esta visita: “Mi paz les doy”.
Joaquín Eguiluz Ortega