Señor Director:
¿Sabe qué es lo más terrible del “votar no sirve para nada”? Que en parte esa lógica tiene razón.
Con ir a sufragar el domingo usted no hará mayor diferencia, excepto que logre entender que la acción política (no me refiero a la adhesión partidista) dura los 365 días del año y no solo se practica cada cierto tiempo haciendo fila para votar por el candidato coyuntural para luego rematar alardeando en redes sociales que ha cumplido con su derecho ciudadano como quien publica la bandeja de sushi que se comió a mitad de tarde.
Vivimos una mezcla de democracia delegativa con otra de tipo corporativista, donde la primera, alimentada por nuestra indiferencia e indolencia, satisface a la segunda, ¿o acaso no sabe que las votaciones se cocinan a través del lobby a cambio de favores políticos? Ya ni siquiera estamos en la democracia del consenso. Es aquí donde debemos elevarnos como fiscalizadores, un verdadero sujeto de derecho que incida en la política nacional.
Finalmente, y en la misma línea anterior, mientras el votante no actúe con responsabilidad ética amparado en la reflexión social, seguirá siendo simplemente eso: un votante al cual cazar cada 4 años. El ciudadano es un bicho raro en peligro de extinción y es nuestro deber rescatarlo y asegurar su preservación.
Fernando Fernández Ulloa
Hualpén