Señor Director:
El reciente rechazo e ida a comisión mixta en el parlamento de la Ley de Convivencia Vial, constituye una señal preocupante respecto a las prioridades dadas a la seguridad vial y el uso del espacio urbano. Esta ley que propone la disminución de la velocidad máxima urbana de 60 a 50 km/h y una formalización del modo bicicleta, entre otras medidas.
En ese sentido, se debe aclarar que esta disminución no afectará la velocidad media de los vehículos, pues ésta es de todas formas es mucho más baja; sino que tendrá importante beneficios en la cantidad y gravedad de accidentes, tal como lo muestra la evidencia internacional, así como la propia experiencia nacional a partir del cambio negativo ocurrido hace 15 años, cuando se subió el límite de velocidad urbana al actual.
Si bien es cierto que esta ley debe estar aparejada de mejoras tecnológicas y de fiscalización, esto no quita su urgencia para mejorar la seguridad y calidad del espacio en todas nuestras ciudades. Por ello, es importante insistir ante nuestras autoridades en la necesidad de privilegiar una ciudad para todos, en que la seguridad y calidad de vida de peatones y personas que se mueven en nuestras calles sea más importante que la velocidad máxima de los automóviles.
Juan Antonio Carrasco
Investigador Cedeus y académico Universidad de Concepción