Carta al director

Día mundial de la Tolerancia

Por: Diario Concepción 16 de Noviembre 2017

Hoy 16 de Noviembre se conmemora el día internacional de la Tolerancia, y con ello la invitación nace casi sin cuestionamiento, esa de mirarnos a la cara y preguntarnos, así como lo planteó una vez las Naciones Unidas, si somos capaces de tolerarnos mediante el fomento de la comprensión mutua entre las culturas y los pueblos.

La Tolerancia es una virtud trascendental para evitar enfrentamientos derivados de conflictos, para promover el encuentro con la verdad y la libertad en compañía de otros. Su práctica nos permite un progreso colectivo y vivir en armonía. Para que exista Tolerancia, debe existir la otredad, la existencia del otro: es esta paradoja la que hace más grande el cometido, ya que congregar en ideas es una propuesta fácil de amalgamar, pero ante la realidad de la diversidad social, se transforma en un verdadero desafío. El tener que enfrentarnos a lo que no nos gusta. ¿Cómo se podría pulir nuestro ser sin fricción? ¿Cómo sería posible sin un roce? Es ahí en donde debemos entender que es parte del desarrollo re estructurar los pensamientos y paradigmas siempre, porque así evoluciona la mente, y el desarrollo de la persona y, por ende, la Tolerancia del colectivo.

La forma en la que se estructura nuestra sociedad hoy en día cambió los paradigmas de formación con los que fuimos forjados, eso hace que el remezón de pensamiento actual sea enorme y lleno de dudas y vaivenes de todo tipo de cosas, dejando con ello posturas radicalizadas sobre temas que no se discuten lo suficiente para poder buscar si quiera el consenso: donde no hay razón, abunda la intolerancia, por tanto existe una estrecha relación entre la Tolerancia y el espíritu crítico y racional, trampolín que nos conduce al conocimiento del mundo y de nosotros mismos, Voltaire lo afirma: “Sólo los espíritus razonables piensan noblemente”. Siendo intolerantes ante la mera idea de que un pensamiento distinto llegase a existir, estamos retrocediendo como sociedad y dejamos de permitir el desarrollo de nuestra mente a un crecimiento personal y colectivo. Es por eso que la Tolerancia es fundamental para la sociedad tanto en ámbitos valóricos como cotidianos.

El desarrollo de la Tolerancia y la confianza en las diversas comunidades no se logra de la noche a la mañana; es algo que requiere tiempo y esfuerzos, nos exige como ciudadanos ya que somos nosotros quienes definimos estos parámetros en nuestros márgenes legales y políticos en pequeña y gran medida. Quien antes pidió sin éxito la Tolerancia, hoy tiene el derecho fundamental a ser lo que quiera ser, a pensar y a opinar libremente y a exigir respeto, y es nuestro deber no sólo moral, sino que también cívico, el respetarlo y hacer respetar esa opinión. Esto requiere estimables virtudes como comprensión, paciencia y buena educación. Hoy la Tolerancia ha de ser horizontal, como respeto recíproco entre hombres y mujeres, iguales en derechos y libertades y es nuestro deber cuidar y permitir que se mantenga presente.

Estamos ad portas de un hecho cívico trascendental (nuestra primera elección sin el sistema binominal), y esperemos que esta virtud que permite congregar a hombres y mujeres, a jóvenes y ancianos, a poderosos y humildes, de distintas creencias, credos y partidos políticos, se materialice en nuestros representantes electos, para que ellos trabajen en la sociedad con entusiasmo, armonía y ardor, relacionándose unos a otros con moderación, respeto y cordialidad por el bien de nuestro sistema político, tan necesario para nuestra armonía social y democracia.

Paulo Ignacio San Martín C.
Academia Laica de Estudios Filial Concepción

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