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Carta al director

Retratos de Aurora: En viaje…

Por: Diario Concepción 04 de Noviembre 2017

“Del cerro los placeres yo me pase al barón

me vine al cordillera en busca de tu amor

te fuiste al cerro alegre y yo siempre detrás

porteña buena moza no me hagas sufrir mas…”

Si quiere, querido lector, siga tarareándola. Imposible no pensar en Valparaíso, o estar en Valparaíso y no susurrar La Joya del Pacífico de Lucho Barrios. Y hoy nos toca escribir desde la Ciudad Puerto. Invitaron a la Aurora a visitarla, y en ésta visita poder contar en los Diálogos Subterráneos del Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso en qué anda, qué está haciendo con su vida.

Y todo se dio como un nuevo ritual, como esos que yo a veces le cuento que pasa con la fotografía. Un público expectante, un ambiente acorde, la luz justa como para divisar las siluetas sin que se vieran las caras, y solamente iluminada la Aurora. Si ella era el centro, ¡Quién más!

Contó que estaba feliz de visitar Valparaíso, ciudad que la recibió varias veces. Pero aclaro que las anteriores había venido a defender a su gente, igual que esta, pero angustiada. Sabiendo que al irse todas las promesas se las llevaba el viento, y que al llegar a la orilla del Bío Bío, otra vez se iba a encontrar sola con su gente y con las manos vacías.

Pero esta vez era distinta, los que estaban del otro lado estaban expectante queriendo saber más de la ella. Que las miradas no eran de desprecio, y despectivas, eran de admiración y respeto. Que el silencio, no era un silencio latoso. De forma. De buena costumbre. Era un silencio que dialogaba. Las miradas hablaban, los gestos que la penumbra permitía divisar nos decían que la cosa iba bien.

Y aparecieron los fantasmas de tantas historias contadas, Don Cefe, el papá de Priscila, el festejo del Huracán, o el camión con el que se rellenó la pobla.

Y estaba radiante, no por la luz que la alumbraba. Estaba radiante por lo que contaba, por lo que decía y por lo que no dijo. Y los invitó a venir. De la misma manera que lo hago yo con ustedes cada sábado.

Pronto se le irán varios hijos, quedaran las casas vacías. Y los miedos, y las incertidumbres las van a llenar. Pero todo duelo tiene su ritual.  Y a este habrá que buscarle la forma. Tal vez recordando cómo era, tal vez conservando un aroma, o mejor aún la textura de sus paredes.

Y la partida de la gente, dará lugar al olvido, y el olvido a la pena. Porque aunque uno quiera, las caras se borran, los sonidos se silencian, y los olores se convierten en sensaciones dudosas.

“Yo de chica soñaba que vivía cerca del agua y un puente. Y lo soñaba una y otra vez. Que estaba el agua y un puente grande. Pero yo era chica, chica. Y miré ahora, vivo cerca del río y de un puente”

Así conversaba la Aurora mientras veníamos para Valpo. A quién le contaba ésta historia, no sé, otra que igual que ella, que le gusta vivir cerca del agua, cerca del río.

Ahora nos toca la vuelta. Ya hicimos lo que vinimos a hacer, enamorar en la Ciudad Puerto a otra gente, igual que usted Querido Lector. Aurora es mujer, y lo mejor que sabe hacer es conquistar a los otros mostrándose y contando lo que es.

Pero esta vuelta es distinta, esta vuelta es llenita de caras sonrientes y admiradas. Esta vuelta igual implica encontrarse con su Bío Bío, con su gente, pero para contarle que la defensa fue exitosa, fue distinta. Se recuperó el respeto que le quieren quitar.

Y mientras usted lee esta nota, la Aurora entra a la pobla tarareando: “Valparaíso de mi amoooor”…

¡Hasta el próximo click!

 

PD: Agradecimientos a la organización del FIFV2017 por recibirnos y escucharnos.

 

Walter Blas

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