Señor Director:
La soledad es una enfermedad característica del siglo XXI que estamos viviendo ya, y que está afectando a muchas personas en el aspecto social, familiar, laboral o simplemente de amigos, producido por múltiples problemas en las comunidades y abandono social.
Es sorprendente reconocer cómo se tergiversan los valores sociales en los cuales estamos cotidianamente insertos y no alcanzamos a dimensionar el efecto dañino que produce la soledad en la salud mental de quienes la padecen.
El diccionario de la lengua española nos entrega tres acepciones a la palabra soledad indicando que se refiere a la carencia de compañía, lugar desierto o tierra no habitada y pesar o melancolía que se siente por la ausencia, muerte o pérdida de alguna persona amada, de cuyas acepciones se puede concluir que la salud emocional es un tema de candente actualidad en nuestra cultura.
Preocupa el aumento constante de suicidios y sentimos que algo anormal está afectando la siquis de nuestros niños y de adultos también, que no supimos auscultar a tiempo ni buscar el apoyo que los casos merecían, pues, cuando se toma la decisión de formar parejas y se desea concebir hijos, se hace con la credibilidad y el convencimiento que es para cuidarlos siempre, y tengan un desarrollo emocional estable. En algunos casos, hay un instante en que la alegría de vivir pasa por un quiebre y se toman mala decisiones.
La soledad durante períodos muy largos puede afectar al individuo y suele ser percibida como desagradable, causando depresión, aislamiento y reclusión, dando como resultado de una incapacidad de establecer relaciones con los demás.
Hugo Pérez White