Opinión

Intensidad del ejercicio físico

Por: Diario Concepción 26 de Junio 2017
Fotografía: Isidoro Valenzuela M.

Néstor Jofré Hermosilla
Kinesiólogo Universidad Santo Tomás Concepción

Todo en extremo no es bueno, y así lo entendemos también al hablar de deportes. Y es que hay un límite donde la práctica deja de ser saludable, abriendo paso a posibles lesiones o riesgos. Por eso es preciso tener los cuidados adecuados y asesoría profesional, para no sobreexigirse.

Primero hay que destacar que cualquier movimiento es actividad física y es sano, a diferencia del ejercicio físico que es un movimiento creado con un fin específico, con ciertos principios que deben respetarse para generar un efecto positivo en el organismo.

Existen profesionales que se dedican a prescribir ejercicios de acuerdo a cada persona y necesidad. No obstante, si se realiza de forma autónoma, lo más básico es recomendar que el ejercicio se haga por una motivación personal y la voluntad es la clave. En segundo lugar, está el gusto por un tipo de ejercicio: hay personas que pueden realizar uno mismo por mucho tiempo y a ellos les viene muy bien uno de características aeróbicas tales como caminar (no a ritmo de paseo), trotar, nadar, andar en bicicleta o bailar. Quienes se aburren con ese tipo de actividades continuas podrían realizar ejercicios a intervalos, los que pueden variar desde el tipo de ejercicio, tiempo e intensidad.

Para medir la intensidad, existen distintas variables y la más sencilla de usar es la frecuencia cardíaca de trabajo, que es un muy buen indicador cuando el ejercicio es de características aeróbicas. Siempre se debe tomar en cuenta la frecuencia cardíaca de reposo y la máxima, para conocer la capacidad, para ello se recomienda interiorizarse en dos conceptos: frecuencia cardíaca de reserva y el método de Karvonen.

Hoy, son muchos quienes se interesan por correr y en esta elección podría haber riesgos si es que no se evalúa o mide la intensidad. La forma más simple de considerar una actividad riesgosa es aquella que nos provoca dolor e incluso inflamación que no se recupera con el descanso entre una sesión y otra. En el running, por ejemplo, este riesgo depende de muchos factores, tales como, intensidad, tipo de superficie, tipo de calzado, incluso la vestimenta inadecuada puede tener un efecto no deseado en nuestro organismo (irritación, celulitis, incluso olores poco agradables).

El fútbol es otra práctica que capta muchos adeptos ocasionales. Nunca se juega a media marcha, siempre hay contacto físico, cambios de ritmo y dirección, elementos complejos para una musculatura muchas veces no preparada. Por lo tanto, un buen calentamiento y subir la frecuencia en la práctica de este deporte podría evitar molestias no deseadas.

Uno de los errores que cometen quienes se inician en el ejercicio es no respetar el calentamiento previo. Es necesario señalar que toda sesión debe comenzar con esto, que tiene por objetivo aumentar la temperatura corporal, preparar los sistemas orgánicos y musculatura para un esfuerzo mayor. El calentamiento debe estar orientado a la actividad que se realizará posteriormente. No se recomienda la realización de elongaciones estáticas, ya que estresan el sistema músculo esquelético a un rango de esfuerzo mayor a lo normal y la probabilidad de lesionarse es elevada.

Tras la práctica, siempre se recomienda una vuelta a la calma, que por lo general tiene las mismas características del calentamiento.

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