Recordar a Juan Martínez de Rozas es reconocer que la independencia no fue obra de un solo héroe ni de un solo momento, sino el resultado de múltiples voluntades que, en distintas circunstancias, aportaron su visión y su esfuerzo.
Creer en una misma es un acto de amor propio. Es sostener la certeza de que somos capaces, aunque los demás duden, aunque la vida nos tambalee. Es caminar seguras de que cada paso nos acerca a lo que soñamos.