Se reveló que los jóvenes de entre 18 y 25 años tienen un consumo de “alto riesgo” de alcohol. Concretamente, la prevalencia en hombres es de 62% y la de mujeres 59%, lo que indica que ellas están bebiendo a la par que los varones.
La recomendación es la de siempre: si maneja no beba o si bebe entregue las llaves de su vehículo, salve su vida y la de terceros.
Tenemos que ir a la evidencia y anticiparnos a través de una Agenda larga de prevención, que nos convoque aquí y ahora a hacernos cargo. Es el momento de darnos unos minutos para conversar en familia, involucrarnos.
Las cifras de Biobío son en definitiva preocupantes. Hay suficiente evidencia internacional de cómo implementar políticas públicas para disminuir el consumo de sustancias. Políticas que, sin embargo, han sido sistemáticamente obstaculizadas por la industria del alcohol.
El sistema de recompensa es el área del cerebro que permite que ciertas vivencias se asocien al bienestar y busca que se repitan. Ahí actúan las drogas, lo que promueve su abuso y la dependencia.