Si gana el Apruebo, tendremos una nueva Carta Magna, nacida en Democracia. Si gana el Rechazo, se mantiene vigente la Constitución de 1980, germinada en Dictadura y reformada durante el periodo de Ricardo Lagos. En este último caso, el Plan B, hasta ahora, en realidad no existe.
El anuncio del cierre de la fundición nos permite tener esperanzas: es posible hacer las cosas de modo distinto.