A diferencia de Stranger Things, no persigue una nostalgia recreativa, sino una revisión crítica del pasado.
A ratos agobia la desesperanza, sin embargo, debemos ser optimistas y apostar a la “reserva moral” que aún advertimos en algunos reductos de nuestra sociedad.
Los profesionales de la política proclaman ante este escenario que la democracia está en peligro, cuando en realidad son ellos y sus cargos vitalicios los que están en riesgo.