En 2018 hubo 146 denuncias por presencia de armas en los colegios, los que representa un incremento del 57% con respecto al 2017. Un medio de circulación nacional informa que esa cifra llegó a 93 casos el 2016 y a 58 acusaciones el 2015.
Es muy posible que estemos en presencia de ese temor a decir que no, a poner límites, a pesar que ambas actitudes han sido históricamente modalidades probadas para la formación de niños y jóvenes, con la condición de operar en democracia, que se autolimita y controla.
Es necesario salir al paso del paradigma de que quienes ingresan a una institución de educación superior tienen la información y la madurez para el autocuidado con respecto a la percepción de riesgo del consumo de algunas drogas
En el fondo, la realidad no ha cambiado, apenas el discurso, con más promesas, así, sigue habiendo una capital y muchas regiones y entre ésta y aquellas una diferencia abismante.
Ante el desconocimiento o la pérdida de confianza en las herramientas de la democracia, puede resultar explicable que un tercio de los estudiantes chilenos de 8° básico crea que la violencia es válida para lograr cosas.
El aseguramiento de la probidad y las buenas prácticas, se está transformando en toda la diferencia entre la iniciativas y proyectos viables, y los que permanecerán al estado de indefinida propuesta, en busca de la confianza o la certeza.