Sin embargo, por los cuestionamientos puestos en la mesa, al parecer, los esfuerzos se hacen cortos en esta materia.
Entre 5 a 10 ejemplares están sin hogar. Se mantienen en la calle y la comunidad se ha encargado de su alimentación. Desde la Municipalidad hicieron un llamado a la adopción.
Tras el cierre del laminador de barras, empleados que han pasado por sus puertas recuerdan las distintas épocas y contrastan su realidad a lo largo de los años.
Esta cifra marca un hito significativo en la recuperación y revitalización económica de la capital turística de la Región del Biobío y refleja un aumentó de 10,4% en comparación con igual periodo del año pasado.