La autoridad, además, calificó el desafío de la reconstrucción como “gigantesco” considerando el espacio rural, que no involucra solo viviendas, sino también sistemas productivos.
En los últimos días la intensidad de los incendios forestales ha bajado. El tema ha tenido en vilo a la Región durante las últimas cuatro semanas.
Sin embargo, la despedida de las brigadas extranjeras que vinieron a colaboran con la contención del siniestro, este viernes, parece contrastar con la prórroga del Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe decretada el mismo día por el Gobierno.
Pero no. Para la delegada presidencial, Daniela Dresdner, no hay que bajar los brazos y continuar alerta sobre todo en un periodo de incertidumbre climática (ejemplificó, con lo ocurrido en Andalué, San Pedro de la Paz).
En esta conversación con Diario Concepción, habló de eso, de lo que viene en materia de reconstrucción y de los momentos vividos en medio de la emergencia.
“La temporada de incendios dura hasta fines de abril, dependiendo de las condiciones meteorológicas. Pero la verdad es que los incendios que tuvimos el mes pasado se produjeron por condiciones meteorológicas especiales. La conjunción de altas temperaturas, con vientos de 60 kilómetros y una humedad baja, no es algo que se dé comúnmente. Esas condiciones fueron similares cuando se activó el incendio en Santa Ana. Esperamos que no se vuelvan a dar, y sin duda, tenemos que mantenernos alerta”, sostuvo.
– ¿Cómo se vive una situación como esta desde su cargo? Lo digo, porque ni siquiera llevaba un año de gestión.
– Es una situación extremadamente compleja. Una cosa tiene que ver con la catástrofe y, lo digo sin problemas, una de las más grandes que ha vivido nuestra Región. Y ser parte de la coordinación de las ayudas, ha sido un tremendo desafío. Veo muy claro el trabajo que ha hecho el gobierno, pero también la resiliencia del pueblo, donde se te quema la casa y de inmediata te pones de pie para reconstruirla. Esa resiliencia es la que ha tenido el gobierno, generando las soluciones que se necesitan. Si se necesitan más brigadas, ok, si se necesitan apoyo del extranjero, ok, si se necesitan más aviones, ok… Acá lo que más se necesitaba era llegar lo más rápido posible.
De hecho, se llegó con representante de las Fuerzas Armadas de otras regiones. Así lo veo yo, es terrible, pero no me puedo quedar parada mirando, tenemos que accionar. Y es algo que tendremos que seguir haciendo, porque el desafío de la reconstrucción es gigantesco, porque será diferente a otros procesos (…) El desafío es poder levantar (la reconstrucción) desde la pertinencia territorial de la ruralidad. Aquí no estamos hablando sólo de viviendas, sino también de formas de vida que se vieron quemadas; de sistemas productivos, del alimento de la personas. Es muy urgente.
– ¿Cómo toma las críticas de los parlamentarios, algunos solicitando investigaciones porque no se actuó a tiempo?
– Los parlamentarios tienen un rol fiscalizador, pero cuando se trata de usar con fines políticos, en medio de una catástrofe tan grande como esta, empieza a hacer algo mezquino. La gran mayoría de los representantes del Estado, en todos sus niveles, se han puesto a disposición del trabajo en la catástrofe. Hemos visto parlamentarios en terreno, ayudando, y preguntando en que pueden ser útil. Ese, creo, es el espíritu correcto. Estamos hablando de una catástrofe que afectó a personas. Utilizarlo con fines pequeños y mezquinos, es un poco reírse de la catástrofe que le ocurrió a esas personas (…) No digo tampoco que todo haya estado perfecto, porque siempre hay cosas que se pueden mejorar, y es importante hacer ese análisis, porque los incendios forestales con esta características, a propósito del cambio climático, llegaron para quedarse. Tenemos que tener nuestras instituciones preparadas.
– También se ha criticado el proceso de entrega de viviendas de emergencia…
– Ha sido complejo, porque no tenemos una reacción de emergencia adecuada a la ruralidad. Instalar 10 viviendas de emergencias en la ciudad es una cosa, pero otra muy diferente es instalar 10 viviendas en el campo, con varios kilómetros de distancia entre una y otra, con terrenos diferentes, la inexistencia de alcantarillado… Cuando digo que nuestras instituciones no están adecuadas a la ruralidad, tiene que ver con un desafío que tenemos y, al mismo tiempo, responder ahora. Es lo que nos tocó y es nuestra responsabilidad hacerlo de la mejor manera. Si hay una vivienda mal construida como ocurrió en Tomé, se tiene que arreglar. Todas la viviendas tienen garantías, y vamos a velar por la buena instalación. En ese caso, cambiamos la empresa. Es algo que vamos a tener que seguir haciendo si es necesario, porque estamos hablando de 1.200 vivienda, antes de que lleguen las lluvias, porque es lo que nos pidió el Presidente.
– Se dice: “abril lluvias mil”, pero con estos cambios climáticos, no sabemos… ¿Hay un plazo específico?
– Estamos hablando de poder llegar con las viviendas antes de que sea una situación inaceptable para las personas, seguir viviendo en carpa… Tiene que ser lo antes posible, no se puede predecir, cuando empezará a llover, pero hay que entregar la opción de pasar una invierno bajo abrigo. No es un desafío sencillo, pero tenemos que cumplir.
– ¿Hay un proyección de cuando podría extenderse la reconstrucción?
– Vamos a trata de acortar todos los tiempos lo que más podamos, tanto en construcción de viviendas, como en recuperación de tierras. No tenemos una varita mágica para recuperar los suelos agrícolas. Eso requiere tiempo. Se nos ha dicho dos años. Bueno, hemos dicho, tratemos de hacerlo en menos.
– ¿Qué pasa respecto de las plantaciones forestales? ¿Qué opina de eso? ¿Se debe comenzar a debatir?
– Hay que conversar y dialogar abiertamente, sin tanto juicio y prejuicio. Se debe buscar una solución que sea adecuada para todas y todos los ciudadanos. Hay que sentarse a conversar con las empresas, que han demostrado una gran capacidad de trabajo conjunto y colaborativo en esta emergencia. No solo en la defensa de las plantaciones, sino también de las viviendas y las personas. Han estado ahí. Ese mismo espíritu hay que llevar a la conversación de fondo.
“Estoy bastante orgullosa de los avances, este año, del gobierno del Presidente, Gabriel Boric”, dijo la delegada presidencial, aunque admitió que no ha sido “un año sencillo” con el retorno a la presencialidad, los hechos de violencia, la sensación inseguridad y los problemas de la congestión en la Región.
Dijo que se ha podido avanzar, por ejemplo, en nuevos sistemas de transporte como Cañete, Santa Juana o Curanilahue; en Educación, los fondos para reparar colegios, donde se han invertido $7 mil millones en 37 establecimientos de la Región; los $300 mil millones de presupuesto con cuenta el MOP “uno de los más grandes de la historia” de la cartera; el cierre de Bocamina; el plan de emergencia habitacional; y el copago cero en Salud.
Destacó los avances en la disminución de delitos Macrozona Sur y la recuperación de espacios públicos. Igual reconoció que existe una sensación de inseguridad y se está trabajando en ello.