Política

“Tenemos pactos de silencio que conspiran para que no encontremos a las víctimas”

La antropóloga repasó el trabajo que realizan a casi 50 años del Golpe de Estado y los esfuerzos científicos que se hacen para lograr avanzar en la identificación en estos casos.

Por: Pablo Carrasco 14 de Noviembre 2022
Fotografía: Pablo Carrasco

Estuvo de paso por Concepción algunas horas, como parte del grupo de profesionales del Servicio Médico Legal (SML) que fue invitado por la Agrupación de familiares de Detenidos Desaparecidos de Concepción, para explicar en detalle la labor que está realizando la institución en las investigaciones que desarrollan las y los ministros en visita especial, en causas por homicidios y desapariciones forzosas durante la dictadura militar.

Se trata de Marisol Intriago, antropóloga y encargada de la Unidad de Derechos Humanos del SML, con sede en Santiago, que se dedican a esta labor a casi 50 años de haber ocurrido las primeras muertes. En conversación con Diario Concepción, repasó los principales alcances de su labor, los obstáculos que enfrentan y los errores que alguna vez dejaron huella entre los familiares de las víctimas y el Servicio.

¿En qué consiste el trabajo de la Unidad en la actualidad?

La Unidad de Derechos Humanos tiene hoy día ya una historia de 15 años de trabajo. Partimos como programa entre el 2007 y el 2010, luego como Unidad de Identificación Forense, entre el 2011 al 2019, y desde esa fecha hasta ahora como Unidad de Derechos humanos. Nuestro Derechos Humanos. Nuestro trabajo es la búsqueda, recuperación y la identificación de víctimas de graves violaciones a los Derechos Humanos. Desde el 2011 también incorporamos víctimas de crímenes complejos no asociados a la dictadura y también víctimas de desastres masivos, eso en la parte técnica. A partir del año 2019, incorporamos el trabajo en las orientaciones de las políticas de Derechos Humanos que tiene que considerar el Servicio Médico Legal , en temáticas de tortura, de género y de niñez y adolescencia.

En la región las agrupaciones de familiares estaban preocupadas porque entienden que en el SML en Santiago existía un grupo de osamentas sin periciar que podría corresponder a alguna víctima, ¿es eso es real?

Tenemos varios casos de distinta data, algunas vienen de los años noventa, otras son más actuales que han sido hallazgos casi siempre fortuitos de osamentas en donde se parte de la base de que pueden corresponder a víctimas de grave violación a los Derechos Humanos. El análisis y procesamiento de esas osamentas que se han encontrado a lo largo de todo Chile responde a los mismo estándares que cuando nosotros tenemos una sospecha particular respecto de la identidad de una víctima específica, en estos casos no tenemos esa información, son hallazgos casuales, pero se procesan con esa mirada. No hay ninguna evidencia ósea en el SML, en la Unidad de Derechos Humanos, que no esté siendo analizada. Puede que no haya sido identificada aún, pero no hay ninguna que no esté siendo analizada, que no tengamos registro, que no haya sido procesada y que todo lo que se haya hecho sea haya informado a los tribunales correspondientes. No hay cosas que estén así, que nadie sabe, que los ministros no sepan, no.

O sea, ¿no hay osamentas “guardadas en un estante” sin procesar?

En la Unidad de Derechos Humanos, nada. Nosotros propendemos a que todos los servicios médicos a nivel nacional, en caso de recibir restos óseos, informen inmediatamente a sus respectivas jefaturas, que es la subdirección médica y a la Unidad de Derechos Humanos para evaluar el interés médico legal que puedan tener esos restos. Tenemos que decir, que muchas veces se producen hallazgos de osamentas que en realidad son osamentas animales o que pertenecen a material patrimonial.

La ciencia de la identificación

A medida que la ciencia ha ido avanzando en el campo de la medicina legal, el trabajo del equipo de la Unidad de Derechos Humanos, también se ha modernizado y ha sido ese salto tecnológico el que ha impulsado hace años para conservar los restos encontrados y que no han sido identificados y generar bases de datos de perfiles genéticos para poder a futuro continuar con esta labor, teniendo al tiempo como enemigo.

¿Cómo realizan la identificación de una víctima?

Nosotros lo que ocupamos es un Software, el DNA-View, que es un programa que se utiliza y permite integrar una cantidad muy importante de perfiles genéticos, que se incluyen en este registro, y el software hace cruces permanentes. Entonces, si detecta alguna coincidencia emite una alerta. Sobre ese aviso, nuestros bioquímicos y genetistas, la aíslan y la revisan. En el fondo, ahí nosotros identificamos qué perfil está coincidiendo con qué otro perfil y se hace una valoración de esa coincidencia: si esta coincidencia es más bien estadística.

Por ejemplo, estamos hablando de una familia que tiene una persona desaparecida del año 1978 y está dando con una muestra ósea que nosotros sabemos que es del “Patio 29”, por lo tanto, es de 1973. Entonces, sabemos que esa coincidencia genética hay que valorarla con una distancia importante. Por ello, cada valoración la hace un bioquímico, se revisa con el equipo de antropólogos y arqueólogos que están trabajando en los casos, porque puede que tengamos un pariente muy lejano y por eso tenemos una coincidencia “muy bajita” y tenemos que evaluar esta coincidencia para ver sí encontramos más familiares que nos permitan subir esta compatibilidad, si es que existe.

Es decir, el software contiene las muestras recolectadas en todos estos años en estos caso, ¿cuántas son?

Todas las muestran están ahí, las muestras de los restos óseos que nosotros tenemos, las muestras de las familias, las muestras póstumas obtenidas de los familiares también están ahí . Entonces, este es un registro que hoy día tiene más de 6 mil muestras , en total (…) Ahora, no es sencillo obtener muestras de referencia a esta altura a 50 años del Golpe de Estado y por otra parte tenemos los “Pactos de Silencio”, que conspiran, precisamente, para evitar que encontremos alas víctimas que estamos buscando y que podamos contextualizar que pasó con ellos. Nosotros hacemos una pequeña parte de este proceso, poder ubicar, recuperar, identificar a una víctima es algo muy importante, un pilar de este proceso, pero no es lo único, las familias necesitan saber qué les pasó, cómo fue que llegaron a ese lugar, quién fue responsable de esto, no solo para condenar o penalizar a alguien, sino porque necesitan saber.

¿Y cuál es la capacidad de análisis que tienen?

Este software permite trabajar con cientos de miles de perfiles, entonces en ese sentido, muestra base es pequeña y podría albergar muchísima más información genética si así se requiriera.

Hace algunos años se supo que hubo errores en los procesos de identificación de víctimas, lo que generó desconfianza entre los familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, ¿cómo enfrentan ese pasado hoy?

En lo personal no podemos referirnos a lo que hacemos hoy sin mirar lo que hicimos antes, aunque yo no haya sido la persona que estaba en ese equipo, pertenezco a la institución donde se cometieron estos errores y si estamos donde estamos hoy día es porque a raíz de esta situación se hizo un cambio profundo en cómo trabajamos y no se nos puede olvidar lo que pasó, porque si se nos olvida corremos el riesgo de ser soberbios y pensar que no nos va a pasar de nuevo. Nadie está libre de cometer errores y por eso uno va generando estrategias que te vayan dando alerta de que los estás cometiendo, pero son inevitables igual. Los errores de la magnitud de los cometidos en los noventa, son errores que no queremos repetir bajo ninguna circunstancia.

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