Política

El desapego de la élite y la calle: un fenómeno que se vuelve a notar

La desconexión con los ciudadanos de a pie se ha evidenciado, dicen los consultados, y de eso no se salva nadie, ni los que tienen el poder político ni los que tienen el poder económico.

Fotografía: Agencia UNO

El desapego de la élite, en particular de la clase política con la ciudadanía, no es un tema nuevo. Siempre ha estado presente y en el último tiempo, sobre todo a raíz del estallido social, se hizo mucho más evidentes. Autoridades de gobierno, congresistas y dirigentes políticos, reconocieron esa característica histórica e hicieron un mea culpa el que, no obstante, parece haber durado muy poco.

En las últimas semanas, ha sido evidente ese desapego y las críticas de la ciudadanía han sido reiterativas al Gobierno y al Congreso, donde no ha existido ninguna autocrítica, a propósito de los contagios positivos por coronavirus.

Esteban Valenzuela, director de la Convergencia Regionalista de Estudios Aplicados (CreaSur) de la Universidad de Concepción (UdeC), también apuntó al Gobierno que, en su opinión, “ha demostrado la falta de calle en cosas evidentes”.

Dijo que el ejemplo más grande de desconexión es que la gente aún percibe que no le tocan los privilegios. “Se sigue apoyando a grandes grupos económicos, en el marco de la pandemia, sin meter más recursos a los municipios y los gobiernos regionales. Hay que activar los bancos territoriales de inversión para tener la capacidad de que la cesantía no llegue a dos dígitos y eso pasa por planes de empleo municipales y regionales”, comentó.

Valenzuela dijo que el “problema no es de liderazgo, es estructural. Las personas se sienten desprotegidas con medidas que involucran cajas de alimentos en vez de mejorar el ingreso familiar de emergencia”.

En opinión de Jeanne Simon, analista política y académica de la UdeC, los problemas de coordinación y comunicación del Gobierno han aumentado, pues “no ha logrado empatizar con la clase media”.

Comentó que se ha pensando con personas con el sueldo asegurado, mientras ha faltado reconocimiento al sector público y a quienes laboran en salud. “En muchas comunas, mucha gente percibe que la cuarentena es una excusa para controlar y reprimir a la gente trabajadora”.

Herencia de la dictadura

Hay que quienes piensan que esta desconexión con la ciudadanía es un triste herencia de la dictadura cívico-militar. Pedro Cisterna, representante de Concepción a Pie, comentó que la dictadura propició la falta de vínculos y “aniquiló la amistad cívica, que permite la conexión entre personas iguales en derechos y deberes, y distintos en visiones del mundo, partidos políticos, credos religiosos o equipos de fútbol, lo que es un soporte fundamental para los pueblos”.

Agregó que la promesa de la alegría, a inicios de los ‘90, fue efímera “porque los que tenían que consolidarla, institucionalizarla, hacer una país de iguales, que era la clase política, no incluyeron en su quehacer esta demanda histórica de democracia, esta necesidad de Estado, para ser un mejor país”.

“Los políticos frivolizaron la política, la redujeron a ser elegidos y ojalá reelegidos, apelando a cualquier herramienta y se fue reduciendo el electorado, que votara el 50% o el 75% daba lo mismo, lo importante era ser electo. La falta de consideración a la ciudadanía es tan profunda que a pesar del estallido social, pasado el susto, legislaron contra la gente leyes sumamente represivas; se resistieron a bajar sus dietas y más, en plena pandemia se han votado proyectos indolentes, esa es la causa de la distancia y a la vez una expresión evidente, por ello, se necesita una nueva Constitución, que estimule la participación y genere mecanismos eficaces de control y soberanía popular y que ponga en el centro con energía un “hacer política de calidad”.

Aunque con matices, el sociólogo Manuel Rodríguez, coincide en el análisis, dijo que “la fractura entre las élites económicas y políticas (sean proclives al gobierno o a la oposición ) con la Sociedad, es un fenómeno característico de la Transición Pactada, cuya expresión social más extensa, diversa y radical se manifestó durante el estallido social”.

Rodríguez comentó que un “análisis prospectivo sugiere que esta ruptura entre ‘los de arriba’ y ‘los de abajo’ se profundizará por los contenidos y alcances de las políticas que concitan los acuerdos de la clase política, que no son funcionales a la magnitud de la crisis y, sobretodo, porque no superan las fronteras del modelo, que está en la base de la ruptura social”.

Mario González, dirigente ambiental del sector Andalién, dijo que el distanciamiento es real y ello ha quedado demostrado en el actuar del Gobierno, el Congreso y la oposición (“nuestra clase política”), pues no han estado a la altura de lo que está pasando.

“Eso es preocupante, porque incluso, como ciudadanos, hemos sido incapaces de levantar un proyecto alternativo frente a lo que está sucediendo y vemos con preocupación como se está generando un vacío de poder que lo llenan otras fuerzas y, por historia, en Chile, siempre esos vacíos lo han ocupado fuerzas militares”, manifestó González.

Dijo que lo anterior, ya está ocurriendo, con el decreto que entrega atribuciones a los Jefe de la Defensa Nacional de cada región para dar instrucciones, tanto a los alcaldes como a los funcionarios públicos.

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