En una extensa carta que hizo llegar a algunos militantes criticó el actuar de la directiva nacional encabezada por el senador, Álvaro Elizalde.
“Se trata de una decisión dolorosa, porque dediqué la mayor parte de mi existencia a servir a la causa del socialismo y porque lo hice siempre desde una férrea lealtad a los principios fundantes y con inalterable disciplina institucional”.
La frase es el histórico militante y dirigente del PS, Manuel Rodríguez, y forma parte de una extensa carta que envió a parte de sus camaradas para manifestar su decisión de renunciar a 55 años de militancia.
Parte de la epístola fue leída en un encuentro de militantes socialistas, la mayoría a opositores a la gestión del timonel, Álvaro Elizalde, realizada ayer en el Colegio de Profesores y que contó con la presencia, entre otros, de académico y abogado, Fernando Atria, y el diputado, Marcelo Díaz.
En su escrito, de seis carillas, Rodríguez hace mención a la profunda crisis que afecta al partido (la polémica de las narco redes, el clientelismo no está ausentes) y la polémica elección regional, donde el sociólogo fue parte de la lista que ganó en las urnas, pero que fue derrotada tras los reclamos de la lista perdedora.
“En esta prolongada e ininterrumpida vida partidaria conocí y enfrenté diversos momentos de crisis (…). Mas, en mi modesta opinión, ninguno de los quiebres históricos tuvo la identidad y profundidad de la grave crisis actual”, dice el escrito, al tiempo que aclara que esto no tiene que ver con los distintos enfoques que se adoptan para “examinar” la realidad social y política del país.
En otro párrafo se lee: “Los efectos del affaire de San Ramón y la vinculación con las redes de narcotráfico requerían un enfrentamiento radical, desvinculando al partido, a su militancia y al proceso electoral interno de aquel ‘bolsón de votos’ inflado por el clientelismo. No haber actuado así traerá costos de incalculables proyecciones”.
En su carta Rodríguez también menciona la polémica electoral regional. “No fuimos inmunes a las prácticas que han conducido a la profunda crisis política, orgánica y, como lo hemos sostenido, esencialmente ética, que ha fracturado nuestras estructuras partidarias. Este triunfo legítimo y nítido fue convertido en derrota. Los que perdieron, finalmente ganaron”.