Política

Mariano Montenegro, siquiatra del Plan contra adicciones: “Para combatir las drogas en Chile implementaremos el modelo de Islandia”

El ex director de Senda, bautizado como “El doctor no” por su fuerte política de restricción de drogas, está ahora en Interior para coordinar y sacar adelante el plan 2019- 2022 y la estrategia de la próxima década. Replicará el sistema islandés.

Por: Luz María Astorga 01 de Julio 2018
Fotografía: Gentileza Copesa

A Mariano Montenegro lo contrató el Ministerio de Interior, para liderar el trabajo de un plan nacional de drogas 2019-2022 y la estrategia nacional de drogas para una década. Una misión que aceptó “encantado” este médico siquiatra de la Uch, que viene de la centroizquierda, que estuvo diez años en Conace (hoy Senda), y que se fue al asumir Sebastián Piñera en 2014 (“porque no quería forma parte de su gobierno”, dijo a QP). Después postuló a la dirección de Senda, por ADP, en el segundo mandato de Michelle Bachelet. Fue escogido por mérito, recalca, en tiempos en que la cartera de Interior -de la que depende Senda- estaba el DC Jorge Burgos. Sin embargo, tres meses después de que él saliera del cargo, salió también Montenegro. Mahmud Aleuy le pidió la renuncia, pero, según el doctor, nunca le explicaron por qué. Él creía que estaba haciendo bien en eso de cumplir el programa de Gobierno de la Presidenta, aunque nunca se reunió con ella en año y medio. Su despido “fue perplejizante”, dice y repite ahora, a dos años del shock.

Tal vez no debió sentirse tan sorprendido…

Montenegro, a sus 52 años, es un duro e incansable enemigo de las drogas. La marihuana altera la concentración, afecta la memoria y la motivación, ha dicho, resumiendo el historial dañino del cannabis que -precisamente cuando era jefe de tratamientos, rehabilitación e integración social del entonces Conace- fue calificada en lista 1, junto a la cocaína. Los grupos pro y también algunos PPD, que fue su partido, criticaron la decisión públicamente. Por esos años, además, la TV mostró una serie de spots bajo el lema “Vuelve a ser inteligente, no fumes marihuana”, en los que un adolescente entraba a su casa y ponía las zapatillas en el refrigerador o intentaba hacer hielo con una cubetera que metía dentro de un horno eléctrico.

Detrás de todo eso, algunos divisaron la mano del siquiatra.

Más tarde, cuando tomó el control de Senda, se creó fama al intentar restringir los happy hours y las barras abiertas en bares y discotecas. Fue entonces cuando le pidieron la renuncia. Ahora acudió al llamado del mismo Piñera con el que evitó trabajar en 2014, sintiendo que el ofrecimiento de encabezar la tarea intersectorial, multidisciplinaria y nacional para combate de drogas es un reconocimiento a su calificación y “¡qué mejor que ayudar al país en esta ruta!”.

Al final de una larga conversación pide: “Por favor, identifíqueme como experto internacional y asesor”. Ha trabajado también para la OEA.

El plan

Es tal su aversión al cannabis que, teniendo una hermana afectada de una epilepsia de varias convulsiones al día- Montenegro declaró hace un tiempo que no le daría Sativex (autorizado por el ISP en Chile), ni Epidiolex, fármaco visado por la FDA para producción en EE. UU. esta semana. No. Montenegro solo confía en medicamentos con respaldo de investigaciones científicas ultra reconocidas por las comunidades científicas.

– Se le conoce por su postura prohibicionista. ¿Esa línea ha funcionado en el mundo para combatir el consumo de marihuana?

– Lo primero: la “P” mía no es de prohibicionista, sino proteccionista. Tengo una mirada protectora, que significa cuidar la salud pública del pueblo, especialmente de niños y adolescentes, y de los más vulnerables socialmente, que son los expuestos a todos estos riesgos. Cuando se habla de restricciones severas planteo, por ejemplo, nosotros años atrás nos dimos cuenta de que los fuegos artificiales y el hilo curado generaban cortes de cuello y quemaduras en nuestro pueblo. Se decidió prohibirlos y tuvimos cuatro veces menos cortados y cuatro veces menos quemados. Esa restricción severa ayudó muchísimo.

– Son cosas diferentes… hay expertos que consideran que con una prohibición a la marihuana pasaría algo parecido a la ley seca en EE. UU., que aumentó el consumo de alcohol.

– Tenemos que hacer todo lo necesario para que la gente tenga muy poco acceso a las drogas y para que disponga de muchas herramientas para resistir la oferta.

– Al Ministerio de Salud, lo del cigarrillo -con campañas comunicacionales, restricción de espacios para fumar, encarecimiento- bajó el consumo, pero en un mercado legal. La marihuana está en manos de carteles, de vendedores que vocean en las veredas. Y el consumo crece como maleza. ¿Resultará la “protección”?

– Sí. Ha resultado en muchos países, especialmente los escandinavos. Tenemos el caso de Islandia, del que estamos aprendiendo mucho. Tienen curvas descendentes en población adolescente desde 1998. Habiendo sido la nación más consumidora de drogas y alcohol de toda Europa en el 96, pasó en 2016 a ser la de menor consumo.

– Hablemos concretamente de la marihuana.

– Es lo más problemático, lo más masivo en drogas ilícitas. Era también lo más problemático en Islandia y sí han funcionado las políticas restrictivas, porque a ese “no” se suman muchos otros “sí”. Sí al deporte, sí a la educación de calidad, sí a la salud accesible, sí a la cultura, sí a la música, las artes, la ciencia, el encuentro comunitario.

– ¿Ese modelo aplicará el Gobierno?

– Ese modelo tratamos de implementar ahora.

Bajo control

El doctor Montenegro está entusiasmado. Imagina viable una adaptación chilensis, pese a las diferencias. La superficie de Islandia equivale a la Región Metropolitana, tiene una población de 350 mil personas (acá solo en la RM viven más de 7 millones), el per cápita llega US$50 mil (dobla al chileno), existe un solo colegio privado que enseña niños hasta los 11 años y de ahí en adelante, uno público para seguir la educación. En pueblos chicos la policía poco o nada tiene que hacer, según Stefanía Ómarsdotter, islandesa que vive ahora en Chile. Y ejemplifica con el hecho de que a su hermana le han quitado dos veces la licencia de conducir por detectarse en su sangre el cannabinoide THC.

Montenegro:

– Sí, son realidades distintas, pero lo que quiero decir es que hay una decisión política-técnica que es de alta calidad. El modelo islandés está siendo aplicado en 39 ciudades de 18 países europeos; el año pasado partió en Kampala (Uganda), está en Kenia (Nairobi) y en Guinea Biseáu (África). Ideas muy interesantes.

Sintetizando, comenta que se hace un diagnóstico preciso de lo que ocurre con los jóvenes en una comuna. Se evalúan niños y adolescentes, sus factores de riesgo y protección, y de acuerdo con ese informe se organiza el alcalde con sus jefes de salud, educación, cultura, deporte y recreación, y seguridad pública. “Ellos estructuran los programas para beneficiar a los chiquillos. Eso es muy posible hacerlo acá. Lo que debe existir desde el nivel central es apoyo a los municipios”, afirma.

– Allá ha tomado décadas. Se trabaja con los niños desde pequeños, se firma un contrato con ellos para comprometerlos a no consumir ninguna droga antes de los 18 años, se les hace participar sistemáticamente en actividades extra programáticas. Se les transporta… ¿Cuánto cuesta dar la partida a un plan de ese tipo?

– Sí, se estableció un gran consenso social de cuidar a los niños y adolescentes que nosotros debemos impulsar. Tenemos el horror de lo que significa niños en actos delictuales, la tristeza de menores en sistemas proteccionales…

– ¿Cuánto cuesta?

– A fin de año vamos a tener el plan nacional, pero ya tenemos ingredientes del programa. Muchas cosas que se están haciendo en salud, educación, desarrollo social, cultura, en Senda, en deporte y seguridad pública, pero no coordinadas suficientemente en la localidad, con el alcalde.

(En 226 comunas hay un equipo Previene Senda).

El segundo plan

– ¿Cómo se compatibiliza el modelo islandés en Chile, donde la Cámara de Diputados aprobó con mayoría de 103 votos el consumo de cannabinoides con fines medicinales? EE.UU., Colombia, Perú, Uruguay, Argentina, Inglaterra, Israel, entre otros, han hecho lo mismo.

– La mayoría del planeta no está en eso. Ni toda Europa, ni Asia, ni África, que son más o menos 6 mil millones… Le voy a hablar desde mi calidad de experto: lo que nos dice la evidencia -tenemos que hacer políticas públicas en base a eso y no con mitología-, es que los remedios cannábicos pueden tener algunos efectos positivos en algunos afecciones, pero son mucho más los adversos, de acuerdo al más grande estudio hecho a nivel mundial– afirma tajante, mencionando el trabajo de la Fundación Epistemonikos, una base de datos colaborativa multilingüe de evidencia en salud, que en Chile encabeza Gabriel Rada, médico de la UC.

– Su uso para epilepsia refractaria sí ha sido reconocido, doctor, hay varios laboratorios en el mundo que producen esos fármacos (el Sativex y ahora el Epidiolex).

– Se investiga, todavía hay insuficiente evidencia. Por lo demás, en Chile habrá unos 50 pacientes. No hay por qué hacer una ley especial para estas sustancias, no es prudente hacer un cambio al Código Sanitario… no es una sustancia que le esté cambiando la vida a los chilenos.

– Volvamos al punto: la Cámara de Diputados aprobó el uso medicinal del cannabis. Para que sea ley falta el Senado. Esto va en contra del plan de Gobierno que usted lidera.

– Hace unos años, lamentablemente, también se aprobó sacar el timerosal de las vacunas, lo que era un despropósito total. Había una tendencia nacional anti vacuna… Se tuvo que revertir con un veto presidencial.

– ¿Se revertirá también con un veto?

– No sé, son atribuciones que van más allá de lo que pienso. Estoy seguro de que el Senado va a tener una posición reposada. Espero que escuchen a las sociedades científicas y médicas.  Eso tiene que ver con ayudar a las personas. El cannabis medicinal es publicidad engañosa.

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