Política

Ricardo Lagos: "No quería que nadie me dijera que me resté. No me he restado"

En medio de una maratónica agenda para poco más de dos días en Bío Bío, el ex Presidente Ricardo Lagos conversó con Diario Concepción de las dificultades de la pre campaña y de sus propuestas a futuro, que incluyen un mayor reconocimiento a las Ues de rol público y una reevaluación de las salvaguardias.

Por: Diario Concepción 27 de Noviembre 2016
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En medio de una maratónica agenda para poco más de dos días en Bío Bío, el ex Presidente Ricardo Lagos conversó con Diario Concepción de las dificultades de la pre campaña y de sus propuestas a futuro, que incluyen un mayor reconocimiento a las Ues de rol público y una reevaluación de las salvaguardias.
 

Francisco Bañados/ Daniel Núñez
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Cuando en 1988, en el programa "De cara al país" de Canal 13, alzó su dedo índice hacia la cámara para emplazar al general Augusto Pinochet, no había nadie en la Concertación que dudara que Ricardo Lagos Escobar llegaría a ser Presidente de Chile. Veintiocho años han pasado desde ese icónico episodio, y está claro, la confianza en que el ex mandatario regrese a La Moneda dista de ser la misma. Las dudas asoman y Lagos lo sabe. Sin ir más lejos, la semana política estuvo marcada por la molestia que le manifestaron personeros de la Nueva Mayoría, por las críticas que deslizó a Michelle Bachelet en la Reforma Tributaria y, principalmente, en la implementación del Transantiago. Sus respuestas en la entrevista de Tomás Mosciatti en Mega, no dejaron indiferente a la directiva del PS Bío Bío, que se marginó de las actividades del ex presidente en 5 comunas del Gran Concepción. 

Mientras, en Santiago su ex ministro del Interior, José Miguel Insulza, anunciaba su renuncia a su cargo en la defensa de Chile en La Haya, ratificando su interés de competir por el sillón presidencial, lo que fue bien recibido por un sector del PS.

No fue fácil la muy intensa agenda que sus asesores programaron en la zona: y no solo por los múltiples viajes y reuniones programados en poco más de dos días, sino también porque, con todos los requerimientos de la contingencia, el objetivo de transmitir las ideas y propuestas de fondo pudo cumplirse solo a medias. 

En medio de esa vorágine, el viernes, pasadas las 8.30 de la mañana, Lagos se dio el tiempo para conversar con Diario Concepción unos minutos contrarreloj en el hall del octavo piso del Hotel Sonesta, mientras su avanzada y el diputado PPD Cristián Campos, lo esperaban para el primer meeting de ese día, en la Municipalidad de Concepción. 

– En su campaña de 1999 un sector de derecha veía con cierto temor el retorno de un presidente socialista a La Moneda. Hoy, curiosamente la derecha parece no tener tanta reticencia como lo tienen algunos sectores de la Nueva Mayoría. Algunos lo ven como sinónimo del Chile concesionado, muy cercano a los empresarios. ¿En qué parte del mapa se sitúa Ricardo Lagos?

– En el que me he situado siempre. La izquierda consiste fundamentalmente en que las sociedades tienen la palabra para el país lo que se quiere construir son los ciudadanos. A través de quienes eligen y no a través del mercado. Cuando manda el mercado en la sociedad, ésta sociedad reproduce las desigualdades propias del mercado.

– Pero hay matices…

– Una vez en Alemania un diputado Social Demócrata, amigo mío, me dijo, "pero tú, socialista, concesionas carreteras". Le dije "claro, porque no tengo los impuestos que ustedes tienen en Alemania. Ustedes pagan el 45% o 50% del producto en impuestos y Chile 18%. Pero esa carretera que se paga por los usuarios, me permite liberar los recursos que debo invertir yo en el agua potable. En vez de financiar un aeropuerto o una carretera concesionada, vamos a poder invertir en pequeños aeródromos de comunidades aisladas, en caminos interiores, nos va a permitir contar con un fondo de infraestructura. Entonces, ¿quién ha privatizado? Que no me digan que esto es retrogrado. 

– ¿Por qué ha costado tanto que muchos dentro su propio conglomerado entiendan esa figura? ¿Ha faltado visión en su sector? 

– No. Yo tengo una seguridad muy grande en lo que pienso y por eso lo escribo. La diferencia es que normalmente se dicen slogans, pero hay poco razonamiento detrás. Lo que ocurre es que vivimos en tiempos en que muchos pretenden explicarlo todo en 140 caracteres.

– ¿Ve en estos tiempos de slogans una amenaza latente de populismos o de otros peligros asociados al desencanto ciudadano y a la pérdida de la confianza en las instituciones? Se lo pregunto en un año lleno de sorpresas electorales, como el Brexit en Reino Unido, el fallido plebiscito por la paz en Colombia, o el sorpresivo triunfo de Trump en Estados Unidos. 

– Ningún país es inmune a estas situaciones. Es evidente que hay una molestia creciente. El Brexit en buena medida fue la molestia contra la burocracia de Bruselas de la Unión Europea. El deseo de querer volver tomar la conducción del país en sus propias manos. Eso me parece razonable. Ahora de que les va a costar caro, les va a costar caro. En Chile tenemos amenazas, pero no debemos perder de vista la importancia de recuperar el ritmo de crecimiento del país.

DILEMA INTERNO

– Usted es uno de los más importantes referentes de la Concertación. ¿Siente usted que puede responder a esas nuevas inquietudes de la ciudadanía?

– Tiene que haber una nueva agenda. Chile ya no es el de los ‘90 o de los 2000, el país tiene que dar un nuevo salto. El esfuerzo que hay que hacer es primero concretar exitosamente las reformas de la Presidenta Bachelet. Creo que ese es un elemento central a futuro. Más allá del gobierno de turno, hay que abordar el tema de la educación, el tema de la salud, el tema de las pensiones de manera distinta. Y eso es lo que está en el tapete. 

– ¿Por qué ha costado tanto alinear las fuerzas de la Nueva Mayoría, y dentro de su propio partido, el PS, en torno a su candidatura? ¿Le resulta cómodo ser candidato así?

– Yo soy muy concreto. Hice una declaración. Y dije si puedo ayudar en algo, no me voy a restar en ayudar a restablecer la confianza entre los chilenos. Porque lo que ha ocurrido es que la ciudadanía ha perdido la confianza en las instituciones. Estas siguen funcionando, pero la legitimidad de las mismas están cuestionadas. La relación del dinero con la política. La relación de que tengo una sensación como ciudadano que estoy indefenso ante el abuso. Se coluden las farmacias, el papel confort, los pollos. Entonces, ante eso ¿Quién me defiende? Por lo tanto, restablecer confianzas. Se discute mucho quien ganó en la última elección municipal. Lo único que está claro es que perdió Chile. Entonces, creo que hay una situación difícil. Si puedo ayudar en algo, encantado. Si no, más encantado todavía, porque recupero la tranquilidad de estar con los míos en mi casa. 

-Me parece que si no se dan las condiciones adecuadas, bueno, lo digo claramente: feliz como estaba antes. Tengo mi conciencia tranquila. Estoy haciendo lo que mi conciencia me dictaba por el bien de Chile. No quería que nadie me dijera el día de mañana, "usted se restó". Pues bien, no me he restado.

– El escenario no se ve fácil…

– Yo sé que es difícil, claro. La vida tiene distintos desafíos. Hoy enfrento un desafío distinto al del 99 o al del 88. Estoy de acuerdo. Es mucho más fácil golpear la puerta de una casa para decirle vengo a invitarlo para que le diga NO a este caballero, que decirle algo tan poco humilde como decirle vengo a invitarlo que me apoye porque yo creo saber lo que hay que hacer. 

– Usted representa la continuidad de un conglomerado de gobierno que no tiene más de un 20% de aprobación. ¿Cómo puede tener buenos resultados sin criticar a un gobierno que está mal evaluado? ¿Y cómo criticar, sin desatar polémicas como las de esta semana, que molestó tanto al propio PS? 

– Yo hablo con la verdad. No tengo interés de hablar del pasado, ¿me entiende? Yo hablo con la verdad. Yo no oculto las cosas. ¿Que se hicieron errores en mi gobierno? Claro, que quiere que le diga. Que en el caso del Transantiago, el diseño trataba de ajustarse a las realidades económicas del momento para gastar menos plata. Y en ese diseño hubo un error inicial de creer que se podía hacer con 10 buses y no con 20, que era lo que se necesitaba. Ahora, otra cosa distinta es el diseño. Es como usted lo implementa después. Y claro, en implementación hubo una discusión de si se podía echar a andar todo o se debía hacer gradualmente. Se dijo, hagámoslo todo. Y bueno, produjo los efectos que conocemos todos. Pero eso ocurrió un año después de que yo me había ido del gobierno. Entonces una cosa es el diseño y otra cosa es la implementación. Eso es lo que ocurrió. Ahora, de que había errores en el diseño, también. Por razones financieras. Faltó calle, como se dice ahora.

– Presidente, en la NM le han criticado justamente que se desmarque…

– Pero si eso lo he reconocido. Yo soy el padre de la criatura.

– Hay un escenario complejo en cuanto a la definición de las primarias. Se ha hablado incluso de pasar por tres primarias internas.

– Eso lo responden los partidos, no lo respondo yo. Cuando los partidos tengan claro lo que quieren hacer, me informan y usted en ese momento me hace las preguntas. En este momento no es mi problema.

– ¿Usted es partidario de seguir creando nuevas regiones o prefiere este concepto de las macrorregiones? 

– Las regiones las creó Pinochet en un momento de la situación política de Chile. Yo digo, ¿por qué tenemos que seguir actuando sobre la base de la herencia de Pinochet? Si estamos discutiendo cuando elegimos al gobernador, no hay tiempo para discutir el tema más de fondo. No es que uno esté en contra de la desconcentración y la necesidad de descentralizar el país. Y de transferir poder a las regiones, pero también regiones más grandes permiten descentralización de mayor envergadura. 

– ¿Como así?

– Usted tiene una mayor masa crítica para manejar. ¿Se da cuenta que hay regiones que tienen 80 mil personas? Cualquier comuna de Santiago tiene más población que eso. Entonces el tamaño de la región hace que sea distinta una descentralización con 17 o 18 regiones. Vamos a terminar con 25 provincias a este paso. A una que tenga 6 o siete grandes regiones. Es por eso que me parece a mí que es conveniente que en este tipo de reformas se tomen los tiempos necesarios.

ROL PÚBLICO de UES

– La Reforma Educacional ha sido, para bien o para mal, la más emblemática del Gobierno de la Presidenta Bachelet. En esta región ha golpeado fuerte el tema del menoscabo hacia las universidades públicas no estatales. ¿Cómo zanjaría usted este tema?

– Lo importante son los principios. Primero, hay universidades que responden a los intereses del Estado de Chile. Y de esas universidades el Estado es dueño de asignarle los recursos que le parezca. Segundo, hay instituciones que no son del Estado, pero de naturaleza pública y cumplen ese rol. El ejemplo de la UdeC es claro: una universidad con una capacidad de pensar a Chile como un todo desde la óptica de una región. Es interesante tener una entidad pública como la UdeC que mire y piense a Chile, no desde la capital, sino desde esta gran ciudad. 

– Entonces me parece que respecto a estas universidades de orientación pública, el Estado también tiene una obligación. Distinta a lo mejor, de la propiamente estatal, pero la tiene, por la naturaleza del servicio que hace al país. El postgrado que tiene la UdeC, por ejemplo, es una contribución muy importante. Lo que puedan hacen con este parque tecnológico que se quiere hacer, es relevante para la Región, como lo ha sido el Eula desde su creación

SALVAGUARDIAS AL ACERO

– Hoy la Región del Bío Bío vive un escenario complejo de desindustrialización, que afecta, por ejemplo, al sector metalmecánico. Una empresa histórica de enorme relevancia para la Región y el país, como la Compañía Siderúrgica Huachipato, tiene una amenaza real de cerrar, si el Estado no aplica protecciones y salvaguardias. ¿Puede el Estado darse el lujo de dejar caer esta empresa?

– Los mecanismos por los cuales se establecen salvaguardias en Chile están establecidos de manera institucional. Esos mecanismos han hecho que Chile establezca una salvaguardia de 9,4. Tal vez debiera uno meditar un poco más por qué países como Estados Unidos establecieron salvaguardias respecto a la industria mexicana superiores al 24%. En consecuencia, yo creo que acá hay un espacio todavía para analizar bien la situación, porque creo que amerita ser muy cuidadoso. Es fácil que a una industria pueda irle mal, pero después recuperar la confianza es muy difícil.

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