Durante la interpelación de la cual fue objeto en la Cámara de Diputados, la ministra del Medio Ambiente, Carolina Schmidt, descartó adelantar el cierre total de las termoeléctricas en Chile, fijado para 2040. También ofreció disculpas a las familias que habitan las denominadas “zonas de sacrificio”.
Exhibiendo una fotografía de la central Bocamina de Coronel, el diputado ecologista Félix González recordó a Schmidt las emanaciones de metales pesados y la contaminación en niños: “El gobierno ha planteado dejarle a las empresas la decisión de cuándo cierran y ponerle un plazo al 2040, 21 años más, los niños de Coronel que tienen 10 años van a tener 31 años, van a tener hijos ¿No le parece que es mucho tiempo?”
González también preguntó si el gobierno va a apoyar o a “torpedear” el proyecto de ley, presentado por su sector, para cerrarlas al 2025.
En respuesta, la ministra afirmó que a la fecha “ya hemos cerrado cuatro” y al año 2024, otras 10 termoeléctricas habrán cerrado. En ese sentido, defendió el acuerdo adoptado entre el gobierno y las empresas generadoras, destacando que no contempla indemnización. “Tenemos que ser muy responsables en esto, porque no hay ningún país en el mundo que haya hecho un cierre de las centrales a carbón sin pasarle plata a las empresas“.
El diputado dijo que más allá de un acuerdo entre gobierno y privados, el cierre debería quedar establecido por ley. Ante la insistencia de si apoyarán o no el proyecto de ley, la ministra insistió que es importante “ser responsables“.
“Nosotros también quisiéramos que mañana pudiéramos tener ninguna central a carbón, pero la realidad es que el 40% de la generación eléctrica de nuestro país depende del carbón. Si cerráramos inmediatamente todas las centrales a carbón, tendríamos que empezar a producir por diésel, que es más contaminante que el carbón”, aseguró la secretaria de Estado.
Consultada sobre las zonas que más sufren la contaminación industrial en el país, como Quintero, Puchuncaví y Coronel, entre otras, Carolina Schmidt quiso ofrecer disculpas a las familias que allí viven.
“Yo como ministra de Medio Ambiente y representante del Estado de Chile quiero pedirles perdón a todas y cada una (de las familias), porque nadie tiene derecho a vivir en una zona que esté contaminada. Pero tampoco nadie quiere que lo saquen de la zona donde nació, donde vivió, donde formó su familia y la obligación del Estado es justamente asegurarles cómo les descontamina la zona donde viven”, declaró.
Agregó que las familias que viven en zonas de sacrificio “no confían en los políticos, no confían en el Estado, y tienen razón en no confiar y nuestro trabajo es volver a generar confianza”.