Rodrigo Castillo Jofré
Abogado-Colectiva, Justicia en DD.HH.
El 6 de noviembre de cada año se conmemora el día de la Antártica Chilena, a propósito de la firma en el año 1940 del decreto que fija los límites del Territorio Antártico Chileno por parte del entonces presidente de la República Pedro Aguirre Cerda. El acto presidencial fue el paso cúlmine de una serie de hitos de reclamación y expresión de esta soberanía, que se remontan tanto a los antecedentes históricos de reclamación de la Terra Australis al sur del Estrecho de Magallanes, en la época previa a la independencia, como a la proyección geográfica del territorio nacional y a los diversos actos de reclamación realizados hasta ese momento.
El accionar de Chile en tal sentido, y las posteriores negociaciones diplomáticas con otros estados con reclamaciones territoriales en el continente blanco, permitieron también alcanzar, casi dos décadas más tarde, el Tratado Antártico de 1959. Este instrumento, sin perjuicio de las reclamaciones de soberanía que permanecen vigentes, consagra a la Antártica como un continente destinado a la paz y la investigación científica. A estos fines, se sumaría también la importante tarea de la preservación ecosistémica, consagrada en el Protocolo de Madrid de 1991 y del cual Chile también forma parte.
La actuación decidida y pionera del Estado de Chile en esta materia debe proyectarse también en el siglo XXI para hacer de la Antártica un lugar de paz desde el cual contribuir al progreso y bienestar de la humanidad y el planeta. El impacto del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la posible intromisión de potencias extranjeras en dicho territorio o sus inmediaciones con fines diversos a los reconocidos en el Tratado Antártico, son parte de los desafíos a los que Chile debe responder ejerciendo un liderazgo a nivel internacional. Para ello, no sólo son necesarias las gestiones diplomáticas: el aumentar el apoyo y financiamiento a la investigación científica en el continente, mejorar la conectividad y calidad de vida en el extremo sur del país, y por sobre todo, fortalecer la conciencia nacional en cuanto al vínculo, soberanía y responsabilidad sobre la Antártica Chilena, son algunas de las tareas que lo harán posible.