
Dra. Maite Otondo Briceño
Facultad de Educación UCSC
La inclusión laboral de personas con discapacidad en Chile ha sido un tema de gradual importancia en los últimos años. No obstante, datos recientemente publicados en el boletín de la Fundación ConTrabajo y Senadis nos invitan a reflexionar profundamente sobre el verdadero estado de esta inclusión.
Los últimos datos conocidos en nuestro país nos muestran que, a pesar de un aumento en la conciencia sobre la importancia de la inclusión, el porcentaje de contratación de personas con discapacidad se ha mantenido relativamente bajo. Según estos informes, solo el 3,6% de las personas contratadas en el último año tienen alguna discapacidad, lo que evidencia una brecha alarmante en comparación con la población en general.
Además, el 60% de los contratos realizados con personas con discapacidad son temporales, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de estas oportunidades de empleo. La situación no solo limita las posibilidades de desarrollo para estas personas, sino que también perpetúa un ciclo de inestabilidad económica que afecta su calidad de vida.
La implementación de la Ley N° 21.015 ha sido un avance en el camino hacia una mayor inclusión. Sin embargo, la evidencia nos recuerda que las empresas aún deben adoptar un enfoque más proactivo. Los datos sugieren que la falta de capacitación y la resistencia al cambio cultural en los entornos laborales siguen siendo barreras significativas para una inclusión efectiva.
También es importante que el Estado implemente medidas de apoyo y regulación más contundentes. Los incentivos fiscales y subsidios a la contratación son pasos en la dirección correcta, pero no son suficientes si no se acompañan de una educación y sensibilización adecuadas en todos los niveles organizacionales.
La inclusión laboral de personas con discapacidad no es solo un imperativo moral, sino también una estrategia inteligente para las empresas. Diversificar el talento y fomentar un ambiente de trabajo inclusivo mejora la creatividad, la innovación y la productividad. Las organizaciones que implementan políticas inclusivas están mejor posicionadas para enfrentar los desafíos del futuro.
En conclusión, lo anterior no solo actúa como un espejo de la realidad laboral de las personas con discapacidad en Chile, sino que también nos desafía a todos a abogar por una inclusión que vaya más allá de cifras y legislaciones. Es un llamado a la acción para que tanto empresas como el Estado se comprometan a construir un mercado laboral más justo y equitativo. La inclusión laboral es posible, pero requiere un esfuerzo conjunto y decidido.