Opinión

Decreto UdeC N° 86-041

Por: Diario Concepción 13 de Junio 2023
Fotografía: Cedida

Pedro Vera Castillo
Académico UdeC

Hace 37 años, un 20 de enero de 1986, el Rector Delegado de la época, señor Guillermo Clericus, firmó el referido Decreto que pretendió “poner término al contrato de trabajo de don Pedro Maximiliano Alejandro Vera Castillo, profesor asistente de la Facultad de Ingeniería” a partir de esa misma fecha.

En los “vistos” de ese mismo Decreto se señalaba que “dicho funcionario académico ha mantenido una abierta actitud de provocación a la autoridad universitaria…” y en el numeral 3° de lo decretado se señalaba explícitamente: “Suprímase el cargo que ocupaba el sr. Vera Castillo y las economías que se produzcan con dicha supresión quedarán en la Facultad de Ingeniería, para ser destinadas a mejoramiento de rentas del personal de esa Facultad.” Destaco este punto porque es demostrativo del desprecio a la dignidad de los académicos que marcó cada una de las acciones de los Rectores Delegados, impuestos por la dictadura cívico militar, en todas las universidades del país.

Conocí este decreto justamente el sábado 25 de enero de 1986, primer día de vacaciones de verano, cuando con mi esposa salimos a recibir al cartero que me entregó un sobre de la Universidad, curiosamente de color “azul”. Al día siguiente, el Rector Delegado comunicaba la exoneración de otros 4 académicos y de más de 260 estudiantes que incluían desde los delegados de curso hasta la Directiva de la FEC.

Era, afortunadamente, la época en que las Asociaciones de Académicos, de manera inédita se organizaban utilizando la propia legislación de la dictadura, y, por otra parte, coincidentemente el renacer de las federaciones de estudiantes y de las organizaciones sindicales de los trabajadores no académicos. De manera conjunta, levantamos la demanda por recuperar la autonomía de la Universidad entendiendo que ella imponía como prerequisito luchar por recuperar la democracia en el país.

La creación del Comité de Defensa de la Universidad de Concepción, una decisión inédita de los Tribunales favorable a los estudiantes, y el hecho de que después de un par de meses, que pudimos mantener paralizada la Universidad, todas las medidas fueran revertidas y que el Rector Delegado Clericus abandonara su cargo, muestra que las Dictaduras también se equivocan.

Y que muchos y muchas seguimos aportando al país, mirando al futuro y con la satisfacción de nunca haber transado nuestra dignidad.

A 50 años del golpe militar, es nuestra contribución para mantener viva la Memoria, condición de un verdadero y definitivo ¡Nunca Más!

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