Las cifras sobre la crisis climática y el crecimiento de la población confirman que estos conflictos ambientales empeorarán.
FLORENCIA ALVEZ MARÍN
Abogada Colectiva Justicia en Derechos Humanos
La seguridad se ha instalado en la discusión pública y política. Todo parece conducir a la misma conclusión: la necesidad de implementar, reforzar o hacer cumplir las medidas para que la ciudadanía pueda vivir segura y en paz.
Entre el 3 y el 12 de mayo de 2023 estuvo en Chile el Dr. David R. Boyd , relator especial de la ONU sobre derechos humanos y el medio ambiente.
En su “Declaración al término de la visita al país de Chile” el Dr. Boyd da cuenta que visitó varias ciudades del país y se reunió con autoridades públicas, privadas y organizaciones de la sociedad civil. Presenta en este texto sus observaciones preliminares sobre el estado de los derechos humanos y el medio ambiente en Chile.
Destaca ciertos avances recientes en el plano normativo, institucional y energético del país. Sin embargo, de forma tajante señala que hay urgencias que deben ser abordadas. Se refiere de manera extensa y lapidaria a la existencia de numerosas Zonas de Sacrificio -entre las que cuenta Coronel, Hualpén y la Bahía de Talcahuano-, señalando que es inaceptable que la salud física y mental de los residentes de dichas Zonas sufran las consecuencias de la contaminación y degradación ambiental.
La Declaración se refiere también a la mala calidad del aire. De acuerdo con el State of Global Air Quality, hubo 6.420 muertes prematuras en Chile a causa de la contaminación atmosférica en 2019. Los niveles promedio para ciertos contaminantes en Chile son casi 5 veces mayores al límite recomendado por la OMS. Particularmente vulnerables a esto son los niños y las personas mayores.
El agua potable, salubre y suficiente es otro asunto que debe ser abordado con urgencia.
Existen muchas comunidades, agricultores y escuelas que dependen de camiones cisterna para abastecerse de agua potable. Las normas sobre derechos humanos son claras: la asignación de agua debe priorizar primero los derechos humanos, luego las necesidades de los ecosistemas y en tercer lugar a la industria.
Nuestra seguridad está en riesgo, es cierto. Las cifras sobre la crisis climática y el crecimiento de la población confirman que estos conflictos ambientales empeorarán. Para poder vivir, y vivir en paz, deben ser abordados de forma integral, respetando los derechos humanos y garantizando la seguridad de las personas y el medio ambiente.