Existen tantas frases asociadas al amor eterno y los astros que nos parece lógico regalar uno como ofrenda de reales intenciones sentimentales.
Leidy Peña Contreras
Lcda. en Física. Estudiante del Magíster de Astronomía Universidad de Concepción
Érase una vez en una charla de astronomía acerca de la Luna, hablando de las ventajas de tenerla cerca de la Tierra, una chica me pregunta: ¿o sea, que la Luna no sólo sirve para que los hombres la quieran bajar cada vez que nos enamoran? Y de forma curiosa gran parte de los espectadores esperaban una respuesta razonable de mi parte.
Observar la Luna y las estrellas ha maravillado a la humanidad desde tiempos inmemorables, existen tantas frases asociadas al amor eterno y los astros que nos parece lógico regalar uno como ofrenda de reales intenciones sentimentales. Y es que son un símbolo de luz en medio de la oscuridad de la noche que nos reconforta, ¿quién no ha mirado las estrellas en el campo acostado en el pasto o simplemente desde su ventana buscando alguna respuesta? ¿o pedido un deseo por cada estrella fugaz que ve? Esperamos que sean fuente de conocimiento, de inspiración o que nos hable de nuestro destino.
Algunos osados intentan contarlas y encontrar orden en medio de un caos aparente en el cielo esperando que el universo cuente parte de su historia. Para algunas culturas las estrellas son sus difuntos que los velan desde arriba, han servido de guía para orientar al viajero nocturno, a los campesinos para predecir el año agrícola, las encontramos en muchas banderas del mundo como símbolo de virtud, y hasta cuando conocemos una persona con aspiraciones y determinación le decimos que es una estrella, sin mencionar a las estrellas de Hollywood.
¿Lo que le regalamos a una persona resume lo que pensamos de ella? Basándose en esta premisa, diversas compañías en el mundo se han dedicado a ofrecerle al ciudadano común adquirir una estrella, la puedes comprar, bautizar y te dan un certificado. Pero en la comunidad científica los astros tienen su nombre astronómico, todos los cuerpos celestes descubiertos tienen un nombre científico, así como las plantas, con una nomenclatura específica que lo identifica -algunos tienen también un nombre popular- y es la Unión Astronómica Internacional (IAU por sus siglas en inglés) quien se encarga de definir estas reglas y se desvincula de todas estas intenciones comerciales de vender nombres ficticios a las estrellas o la venta de parcelas en la Luna ya que no tienen un fundamento jurídico, una propiedad no tiene ningún valor si no se tiene acceso a lo que se posee.
Así que, respondiendo la pregunta inicial, por supuesto que la Luna tiene sus ventajas, nos protegió en un pasado de colisiones de meteoritos y muchos fenómenos en la Tierra no se darían si no existiera la Luna, y por más que existan estas intenciones comerciales, aún el cielo es gratis, y sigue siendo válido en una noche estrellada o con una gran Luna ofrecerla a un enamorado y bajarla todas las veces que quiera, el amor es eterno…mientras dura.