Opinión

Juan Martínez de Rozas

No encontrando quien escuchara sus comentarios, Rozas disgustado se retira nuevamente a Concepción. Aquí levanta la provincia contra el gobierno de Santiago, organizando una junta de gobierno independiente a la de la capital.

Por: Diario Concepción 19 de Septiembre 2021
Fotografía: Cedida

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

Don Juan Martínez de Rozas nace en Mendoza, provincia de Cuyo en el año 1758, cuando dicho territorio pertenecía a la capitanía general de Chile. Sus padres fueron don Juan Martínez de Soto y Rozas y doña María Prudencia Correa y Villegas. Se puede considerar, al doctor Rozas como hijo de Concepción, porque aquí formó su hogar y aquí se desarrollaron los hechos más culminantes de su vida.

Rozas hizo sus primeros estudios en Córdova, Argentina, en el colegio de Monserrat, de donde pasó a Chile a la Universidad de San Felipe para estudiar derecho. Junto con entrar a la mayoría de edad, recibió su título de abogado y dos años después el de doctor en Cánones y Leyes, que correspondía al más alto honor que se podía alcanzar en esos años.

Descrito como de estatura alta y robusta, rostro expresivo y blanco, más bien rígido y austero, de voz sonora como un trueno. Su carácter afable le valió la simpatía de la dama penquista doña María Nieves Urrutia Mendiburo y Manzano, hija de don José Urrutia Mendiburo, el más acaudalado empresario de la gobernación de Chile por aquellos años, con quien contrajo matrimonio.
Contratado como asesor letrado para la Intendencia de Concepción, puesto que desempeña durante nueve años, en este tiempo el doctor Rozas capta la confianza y simpatía de los habitantes de la ciudad de Concepción, como también de los de la provincia. A la salida de don Ambrosio O’Higgins de la Intendencia de Concepción para ejercer el cargo de Gobernador de Chile, Rozas asume la Intendencia como interino. La llegada de Rozas a la Intendencia de Concepción produjo un adelanto muy notable, resuelve y diezma las bandas de asaltantes que asolaban la región, termina con las agitaciones y pánico de la población producto de los exabruptos cometidos por los bandoleros y asaltantes, deseca lagunas, arregla acequias y caminos.

A la muerte del gobernador Muñoz de Guzmán en 1808, promueve y participa del pésimo gobierno del brigadier García Carrasco, quien fue destituido por el cabildo de Santiago en 1809 y sustituido por el octogenario Conde de la Conquista don Mateo de Toro y Zambrano. Luego de este acontecimiento, Rozas elabora su Catecismo Político Cristiano, publicado en 1810 y promovido en Santiago algún tiempo antes de septiembre. El 18 de septiembre de 1810, Martínez de Rozas que se encontraba en Concepción, fue elegido miembro de la Junta de Gobierno organizada en Santiago.

Más tarde, inauguró el primer Congreso Nacional el 4 de julio de 1811. Martínez de Rozas hizo toda clase de esfuerzo para vencer la indiferencia de unos y la enemistad de otros con el nuevo régimen que se trataba de implantar. No encontrando quien escuchara sus comentarios, Rozas disgustado se retira nuevamente a Concepción. Aquí levanta la provincia contra el gobierno de Santiago, organizando una junta de gobierno independiente a la de la capital.

Por esos días, Carrera ejecuta también sus primeros movimientos revolucionarios, queriendo dominar por las armas la resistencia de Concepción liderada por Rozas, la cual se levantó contra la capital. Ambos ejércitos se encuentran en las riberas del Maule, evitando un derramamiento de sangre gracias a una contemporización de Rozas, que lo hizo perder mucho de su prestigio entre sus propias fuerzas. Luego de un arreglo en el cual Carrera enviaría los dineros de Santiago para el pago del ejército, estos no llegan a Concepción. En julio de 1812 las tropas de Concepción, a las que no se les había pagado honorarios, depusieron la junta de la cual Juan Martínez de Rozas era cabeza y lo entregan a Carrera, quien lo destierra primero, a una hacienda de Melipilla y luego, a Mendoza.

En esa ciudad vivió el gran patriota sus últimos días, debilitado por una vida de trabajo, falleciendo en mayo de 1813 a la edad de 54 años.

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