Opinión

Un rebelde racional

“No debería permitirse que ninguna doctrina ocupe una posición de liderazgo o de guía a priori". Fang, profesor y prisionero, sembró las semillas de libertad que algún día brotarán por toda China.

Por: Diario Concepción 22 de Julio 2021
Fotografía: Cedida

Dr. Roger Leiton Thompson
Centro para la Instrumentación Astronómica (CePIA)
Departamento de Astronomía, Universidad de Concepción

El prisionero debía tirar de carretones con enfermos de malaria. También hizo ladrillos, excavó túneles mineros, crió cerdos, fue peón agrícola, montó líneas férreas y se asó en hornos de fundición. Fue la “re-educación” que el Gobierno le impuso durante años a Fang Lizhi (1936-2012), uno de los más influyentes científicos y disidentes chinos por décadas. Pero en los restos de cada día, fuera de los túneles, mal alimentado y picado por mosquitos con malaria, Fang se concentraba en el único tesoro que pudo conservar: el libro “Teoría Clásica de Campos”, que no era sobre agricultura sino de la física de campos electromagnéticos (que describen la luz) y campos gravitatorios (que describen la curvatura del espacio-tiempo). Leer una y otra vez aquel texto (escrito por Lev Landau, Premio Nóbel de Física y disidente soviético) llevó a Fang a interesarse por el estudio del origen y evolución del Universo, la Cosmología.

Desde 1952, Fang había sido un talentoso estudiante de física quien ascendió rápidamente tanto en la academia como en el Partido Comunista Chino. Pero su fiera independencia intelectual ―usada tanto para la ciencia como para criticar el control y la corrupción del Partido dentro de la academia― le aseguró una vida de trabajos forzados alternada con su carrera de investigador. A pesar de su afilada lengua en contra del régimen, lo toleraban por su talento al servicio de la incipiente industrialización china. Acusado de “reaccionario y derechista”, su primer castigo fue el confinamiento solitario durante un año. Luego pasó al campo y a las minas de carbón.

En los 1970s Fang ya era uno de los profesores más brillantes de China, aunque sus investigaciones cosmológicas debieron publicarse inicialmente bajo un pseudónimo. La Cosmología despegó en 1964 cuando dos norteamericanos descubrieron la Radiación de Fondo Cósmico, la señal residual del inicio del Universo (el Big Bang) que inunda todo el espacio. Fang publicó en 1972 un artículo técnico sobre soluciones a ecuaciones cosmológicas, que causó la furiosa respuesta de los ideólogos del régimen. La palabra “cosmología” había sido borrada de los libros socialistas. Esto porque, según textos sagrados del marxismo escritos por Friedrich Engels (patrocinador de Marx), el “espacio es infinito”, o sea, el Universo no tiene bordes. Pero el descubrimiento de que el Universo tiene un origen implicaba la finitud del espacio, poniendo así en problemas a la doctrina oficial. Para el Partido, la cosmología moderna de Fang era una “ciencia burguesa”, en contraste con la “cosmología proletaria” oficial. Fang no se rindió. Incentivó a sus alumnos a pensar independientemente. Sin rastros de rencor por los castigos antes recibidos, promovió los métodos de la ciencia como herramientas de libertad. Decía: “No debería permitirse que ninguna doctrina ocupe una posición de liderazgo o de guía a priori”. Fang, profesor y prisionero, sembró las semillas de libertad que algún día brotarán por toda China.

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