Opinión

Hagamos nacer lo bueno

Existe lo que los expertos denominan “La Constitución no escrita” (utilizada por los británicos) y la “Lealtad Constitucional” (de origen alemán). Ambas tienen en común lo siguiente: son pactos sociales previos a la reglamentación constitucional misma, direccionados al bien común y la paz social. Ambas condenan la violencia instrumental, venga de donde venga.

Por: Diario Concepción 11 de Enero 2021
Fotografía: Cedida

Elías Ramos Muñoz
Abogado, Mr. en DD.HH., Estado de Derecho y Democracia

Lo acontecido hace días en el capitolio de EE.UU. (donde manifestantes pro Trump armados entraron a la fuerza y obligaron la suspensión de la sesión del Congreso, dejando el triste fallecimiento de 4 personas), es una muestra más de que se debe condenar la instrumentalización de la violencia como forma de acción política o movilización electoral. La condena a este tipo de actos debe ser transversal y de sentido común. El desafío constituyente no sólo será para quienes será elegidos para tal efecto, sino para la comunidad nacional. No podemos permitirnos validar la violencia en nuestras ciudades. Ni moral ni contextualmente podemos darnos ese lujo.

La democracia es frágil y debemos cuidarla entre todos. Estamos en medio de la mayor crisis sanitaria que esta generación haya conocido, y aún no podemos aplanar la curva de contagio, y ni siquiera hemos hablado de cómo aplanaremos la curva de los problemas en salud mental y desaceleración económica, que vienen de la mano con un menor desarrollo, y precariedad laboral. La provincia de Concepción tiene en su configuración un gen emprendedor e innovador. Nadie puede discutir que hemos sido protagonistas en la historia de nuestro país concibiendo corrientes artísticas, políticas y sociales, y, precisamente por eso, la violencia se asoma como la mayor amenaza para el nacimiento de cosas buenas para la Región y para Chile.

Existe lo que los expertos denominan “La Constitución no escrita” (utilizada por los británicos) y la “Lealtad Constitucional” (de origen alemán). Ambas tienen en común lo siguiente: son pactos sociales previos a la reglamentación constitucional misma, direccionados al bien común y la paz social. Ambas condenan la violencia instrumental, venga de donde venga.

Que lo acontecido en el plebiscito de entrada, en el cual la ciudadanía expresó la voluntad de que se redacte una nueva Constitución, se repita. Una jornada donde la tónica fue la participación y buen trato, debe ser la que rodee la Convención Constituyente, y no la amenaza constante de la violencia por parte de algunos, que se atribuyen la representación del pueblo, pero no saben nada de democracia.

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