Las EF son sistemas sociales mucho más complejos que lo que puede llegar a ser una empresa sin apellido.
La gran mayoría de las empresas del Biobío son de carácter familiar. Muchas de ellas pequeños emprendimientos que nacen producto de la necesidad pero, sin importar su origen, con el tiempo adquieren una identidad propia y se trasforman en el eje de la vida de sus familias, así como también, en un motor de desarrollo social y empresarial. Muchas se trasforman en medianas y unas cuantas llegan a ser grandes compañías, convirtiéndose en un legado familiar que puede tomar diferentes aristas.
Ahora, una legítima pregunta que debiera hacerse a estas empresas es ¿Cuál es tu legado? Para algunos la Empresa Familiar (EF) es solo un conjunto de activos que pueden ser divididos o vendidos y que constituyen un flujo financiero para los depositarios del legado. Para otros, está lejos de ser solamente aquello; hay quienes piensan y sienten que la empresa está dotada de una identidad propia con historias que han forjado el carácter y la vida de muchos de sus miembros; para otros, representa un estilo de vida que define las rutinas de los miembros de una familia. También la EF es depositaria de conocimiento, cultura y valores que han pasado de generación en generación dando forma a un organismo único e irrepetible.
El legado que deja una EF puede tomar muchas formas y aunque nadie lo quiera, dicho legado puede ser también una fuente de disputas, conflictos y dolor para sus depositarios. Esto puede ocurrir no solamente el evidente valor económico, sino que también el valor socioemocional que sus dueños le atribuyen. En las EF que logran longevidad es indiscutible la capacidad empresarial de sus líderes. Pero, lamentablemente, esto no es suficiente para garantizar el legado de sus fundadores. La capacidad empresarial no está garantizada como un bien heredable, tampoco lo está la fuerza moral del liderazgo que con certeza logró tener el fundador.
Las EF son sistemas sociales mucho más complejos que lo que puede llegar a ser una empresa sin apellido. La superposición de familia y empresa, así como también la interacción de prioridades económicas y socioemocionales, demandan de estructuras y mecanismos de gestión idiosincráticos y funcionales a sus propias necesidades. Estos están disponibles, pero son una medicina que es desconocida para muchos o que otros no están dispuestos siquiera a buscar. Son los patriarcas/matriarcas los llamados a movilizar a su familia y empresa en el camino correcto. Ellos son quienes más cuentan con la fuerza moral, el liderazgo y el respeto sin contrapesos de su núcleo familiar para implementar las políticas y estructuras necesarias que permitan preservar su legado.