Opinión

El Palacio Castellón y otros edificios

Por: En el Tintero 04 de Octubre 2020
Fotografía: Diario Concepción

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

Una vez terminada la guerra de la Independencia y consolidada de alguna manera la tranquilidad, luego que el estado desarmara las bandas montoneras de Los Benavides y de Los Pincheira, y una vez terminado el período de hambruna y decadencia que afectó a Concepción, en la década de 1830- 1840, un soplo de prosperidad llegó a la zona con las exportaciones de trigo, vino y otros productos de la tierra, como consecuencia del descubrimiento de oro en California hacia 1848. Otro impulso lo constituyó la industria del carbón que movió la marina, el ferrocarril y la industria de esta época, del vapor.

Producto de lo anterior, grandes familias penquistas dueñas de extensos fundos hicieron fortuna que les permitió trasladarse a Europa y contemplar el desarrollo cultural, arquitectónico y artístico que se desarrollaba en el viejo continente.

Tanto en Santiago (si observamos aún hoy, las construcciones de la avenida 18 de Septiembre), como en Concepción, no estuvieron ajenas las acaudaladas familias, en competir en confort y estilo, al solicitar la edificación de mansiones que destacaran sus nombres, como el Palacio de la Sotta, el Castillo Haran, el Castillo Sofita o el castillo Zulaika, todas casi desparecidas del casco urbano penquista.

Hoy, tan sólo, podemos observar las fachadas de la casa Onetto (antiguo Palacio Hirmas) y del mal llamado palacio Castellón, nombre que jamás tuvo el edificio, ya que tan sólo se le conocía como la casa de Doña Carmen Urrejola de Del Río, viuda y segunda esposa de Don Pedro del Río Zañartu.

La propiedad fue mandada a edificar por Pedro del Río y familia, casa que su dueño no ocupó, ya que murió el año 1918, mismo año en que comenzara su construcción. El plano de la mansión fue encargado al arquitecto Onofre Montané Urrejola, sobrino de Doña Carmen. El plano corresponde a una mansión cuyo primer piso estaría dedicado a una función comercial (que hasta los días de hoy se mantiene) y un segundo piso dedicado a casa habitación que ocupo doña Carmen Urrejola hasta 1932 año de su muerte.

De acuerdo con una tesis de grado de Licenciatura en Historia, de autoría de Camila Fernanda Vásquez Jara, quien elabora un acabado estudio del estilo de la casa, concluye que este sería el eclecticismo y el Art Nouveau.

Me correspondió en la década de 1980, tener la oportunidad de recorrer el segundo piso de dicha mansión, el cual era ocupado por una nuestra de antigüedades y me impresionó lo bello trabajo de la escalera que conducía al segundo piso desde calle Barros Arana; de los decorados del cielo raso, con bellos acabados de sus cornisas en yesería, como a su vez del acabado estilo y confección de ventanas y puertas de las habitaciones. Era un edificio, que en mi criterio, jamás debió demolerse. Hoy tan sólo conservamos la fachada. Igual estado se observa en el palacio Onetto de origen neo clásico, como otros que tenía el Concepción decimonónico. Otra fachada de estilo Art Nouveau, que aún permanece en pie, es el de la ex Casa Esquerré, en la primera cuadra de la calle Barros Arana.

Hoy, cuando el retail y los mall chinos ocupan estas antiguas edificaciones patrimoniales, hacemos votos porque el teatro del Liceo de Hombres, obra también de Onofre Montané, o el muro de la merced, único testigo del traslado de la cuidad al actual sitio o todo el patrimonio que la Corporación Semco cuida y restablece en el Cementerio Municipal que administra poniéndolos en valor, no corran la misma suerte que tantas construcciones penquistas del siglos XIX.

 

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