Opinión

Nada se ha perdido, todo se ha transformado

Por: Diario Concepción 14 de Septiembre 2020
Fotografía: Lilian Poveda Fonseca

Lilian S. Poveda Fonseca
Directora Carreras Educación
IP-CFT Santo Tomás Concepción

Este tiempo ha sido de esos periodos que marcan a fuego la vida. Nunca nos imaginamos vivir y estar en medio de una situación mundial de esta envergadura. Sin embargo, quienes la estamos viviendo hemos tenido grandes transformaciones que quizás sólo dimensionaremos cuando todo esto pase.

Al igual que los profesionales de la salud, una de las áreas con mayor protagonismo y que ha puesto la vocación de servicio en el centro de todo, han sido los profesionales de la educación. Desde el primer día, quienes dedicamos nuestra vida a transformar personas mediante la hermosa tarea de educar, hemos tenido que reinventar la enseñanza pasando por un intenso proceso de aprendizaje de esta nueva modalidad de hacer educación en emergencia.

Ya no contamos con el Aula que siempre habíamos conocido; un espacio físico diseñado y provocado para la interacción de personas enfrentando un nuevo conocimiento. Un espacio donde el docente cerraba la puerta y mágicamente se generaba una comunidad de aprendizaje, con discusión, creación, frustraciones y todo lo que conlleva el aprender en la interacción social.

Ahora esa aula ya no está, pero no significa que se haya perdido, sino que se ha transformado en un Aula virtual que se compone de cada uno de los hogares de los estudiantes y donde cada docente ha tenido que resignificar su enseñanza. El manejo de las herramientas tecnológicas al servicio de la educación es algo que se puede aprender en corto tiempo. Sin embargo, el desafío de generar esa comunidad de aprendizaje que se daba tan implícitamente en el Aula tradicional es algo que el docente debe intencionar en cada una de sus clases y en cada minuto de ellas.

Por esta razón es que este trabajo intencionado se torna mucho más significativo y relevante, pues debemos considerar todas aquellas nuevas variables que hoy aparecen en este espacio virtual y que en ocasiones se transforman en obstaculizadores que dificultan los momentos de concentración tan necesarios para generar un aprendizaje profundo. Los docentes debemos entender, entonces, que nuestra nueva aula en contexto de emergencia incorpora muchos más aspectos que los tan sólo académicos o pedagógicos y, por lo tanto, es necesario empatizar con ellos.

Incorpora aspectos familiares, de salud, emocionales, psicológicos, personales y también posibles brechas tecnológicas presentes dentro de la videoclase por nombrar algunas.

Este escenario hace reflexionar y pensar sobre la importancia de desarrollar la habilidad de adaptarse a los nuevos escenarios y con ello a sus nuevos requerimientos, pues sólo así podremos ver que en realidad nada se ha perdido, todo se ha transformado.

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