Opinión

De crisis y pandemias

No estamos para desvaríos, insensateces e imprudencias. Ahora se trata de dejar de ser unos egoístas autorreferentes y hedonistas

Por: Diario Concepción 18 de Marzo 2020
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magíster Filosofía Moral

Para Jared Diamond, la crisis se relaciona con “un punto de inflexión en el que la diferencia existente entre las condiciones que se observan antes y después de dicho “momento” es “mucho mayor” que la que existe entre la fase anterior y posterior de “la mayoría” de todos los demás momentos”. El punto de inflexión constituye un desafío que supone una presión que nos empuja a idear nuevos métodos para gestionar la crisis exitosamente, tomando en consideración que el éxito o el fracaso deben ser ponderados según la magnitud del desafío y el contexto en que ocurre. No es primera vez que tenemos una gran movilización social en nuestro país, ni tampoco es la primera vez que somos víctimas de una pandemia, pero las consideramos como exclusivas desde una perspectiva generacional, ya que es bien distinto tomar conocimiento indirecto de un acontecimiento y juzgar a sus actores con posterioridad a su ocurrencia, a vivirlos siendo los protagonistas. Es muy difícil exigirle racionalidad a un animal tan emocional como el ser humano, que en situaciones de crisis tiende a desbordarse transformándose en un peligro mucho mayor que la amenaza que es llamado a enfrentar. Aparecen los carroñeros que intentan sacar un provecho de la desesperación generalizada. Se impone el miedo que hace explotar el individualismo extremista que detona más allá de todos los márgenes tolerables al consumidor compulsivo que acapara cosas de manera excesiva, sin importar lo que pase con el “otro”, siendo nosotros como sociedad los responsables de tal falta de empatía al habernos asentado en una estructura social que requiere de depredadores económicos para subsistir, ya sea acumulando bienes, ya sea arrasando con el medio ambiente.

Surgen los que disfrazan sus mezquinos intereses políticos como responsabilidad democrática, llamando a la realización de marchas o que se oponen a la postergación del plebiscito, simplemente por ser contumaces, por alucinar con conspiraciones gubernamentales o porque al augurar una baja participación electoral se ilusionan con una mayor votación o incluso con un posible triunfo de su opción hoy minoritaria. No estamos para desvaríos, insensateces e imprudencias. Ahora se trata de dejar de ser unos egoístas autorreferentes y hedonistas. Hay que colaborar, y si no es por la razón, aunque duela decirlo, tendrá que ser por la fuerza. Hay muchas vidas que dependen de nuestra actitud colectiva para enfrentar este desafío sanitario, ya habrá tiempo después para juzgar si se hicieron mal o bien las cosas, pero ahora debemos apoyarnos y no aprovecharnos para aplastar al prójimo.

Etiquetas