Carla Cid Maldonado
Oficina Jurídica Colectiva en Derechos Humanos
Este 8 y 9 de marzo mujeres de todo el territorio conmemoramos en la calle el “Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional”, exigiendo a viva voz prevención y sanciones efectivas a la violencia de género, derechos sexuales y reproductivos, igualdad, y un sinfín de derechos que pueden englobarse en que las feministas nos encontramos en contra de un sistema en el que vivimos, pero no participamos de las decisiones del mismo.
Este mes, como pocas veces, el Congreso nos trajo una alegría al aprobar paridad para el proceso constituyente, hicieron falta cuatro meses de protestas y presión constante en prácticamente todas las instancias legislativas para recordar a nuestros parlamentarios que el 51% de la población tiene derecho a ser representada por sí misma y no por terceros que, aún con buenas intenciones, no pueden abarcar con sus vivencias todo lo que implica ser mujer.
Esta oportunidad única de generar un nuevo pacto social paritario abre la posibilidad del reconocimiento de la vida femenina en todas sus dimensiones, uno en el que además de ser la mitad de la población lideramos el 85% de los hogares monoparentales, el 10% de las abuelas se hace cargo de la crianza de sus nietos, padecemos de inequidad laboral, problemas de acceso al sistema de salud, violencia de género, además de vivir en un país donde el trabajo reproductivo, doméstico y de crianza, se encuentran indiscutiblemente feminizado e invisibilizado, aun cuando según datos aportados por Comunidad mujer significaría el 21.8% del PIB, lo que evidencia lo crucial que es el trabajo de las mujeres a nivel comunitario para el normal funcionamiento de la vida y como siempre se ha dado por sentado.
Las mujeres hemos generado la posibilidad única de que, desde la carta fundamental del país, se discutan las nuevas directrices públicas con perspectiva de género, abriendo la posibilidad de que esta visión impacte en todos los niveles de vida.
Por las que vinieron antes que nosotras y las que vienen, si en el plebiscito del 26 abril se aprueba el cambio de Constitución y se escoge como mecanismo convención constituyente, lo que implica que será con 100% de personas electas, Chile será el primer país en el mundo en tener una Constitución escrita en equidad de género.