Opinión

Renovar la esperanza (I)

Que el plebiscito sea parte de la solución y no del problema depende de seguir siempre causes pacíficos, democráticos e institucionales.

Por: Diario Concepción 13 de Marzo 2020
Fotografía: Diario Concepción

Augusto Parra
Presidente Fundación República en Marcha

He compartido con ustedes a través de esta columna en más de alguna oportunidad dudas respecto de la viabilidad del aporte del plebiscito en medio de un clima de violencia y de chantaje y he puesto en cuestión la oportunidad del debate constitucional.

Hemos fustigado del mismo modo, la carencia de contenidos en el discurso de unos y otros, la pobreza del debate y lo deplorable que resultan los slogans, las monsergas y las descalificaciones a los adversarios, de las que han sido presa tanto partidarios del apruebo como del rechazo.

En virtud del sombrío diagnóstico, he querido venir hoy a sembrar una semilla de esperanza.

En medio de una profunda fractura social y política el plebiscito, pudiere constituir el comienzo de un camino que está lejos de culminar el día 26 del que debemos rescatar casi como ofrenda de los dioses el que está concebido como una vía pacífica, democrática e institucional, no para superar la crisis, como quizá algún neófito en algún momento pudiere haber pensado, pero si para aportar en parte de la solución.

Que el plebiscito sea parte de la solución y no del problema depende, de seguir siempre causes pacíficos, democráticos e institucionales para resolver los conflictos y de algunas ideas que paso a enumerar:

1.- Creo de lo que seamos capaces de hacer el día siguiente, debemos tanto en virtud de un resultado que arroje el apruebo, como el rechazo, impulsar algunas reformas que con tribuyan al perfeccionamiento de nuestra democracia, que acompañen una debida modernización del Estado, que estimulen la descentralización, que acompañen los desafíos que impone la emergencia climática, que contribuyan a la explotación más racional de los recursos naturales, entendidos como bienes cuyo beneficio debe ser compartido, que estimule la responsabilidad fiscal y el buen uso de los recursos públicos, que refuerce la autonomía de los Poderes del Estado y órganos estratégicos y que desprovisto de cargas ideológicas, contribuya a garantizar aquellos mínimos comunes, que faciliten luego la existencia de cuerpos legales más flexibles y orientados al fortalecimiento de un Estado regulador y garante del bien común, sin caer en tentaciones refundacionales, para avanzar hacia consagrar los anhelos de libertad e igualdad en su justo, sutil y delicado equilibrio de coexistencia necesaria, para avanzar hacia un desarrollo integral, inclusivo y sostenible.

(Sigue el próximo viernes)

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