Opinión

Recordando el paraíso perdido

Vivimos la banalización de la felicidad, ella se mide, se compara de acuerdo a los índices de producción.

Por: Diario Concepción 25 de Febrero 2020
Fotografía: Gloria Abarca Berenguela

Gloria Abarca Berenguela
Doctora en Filosofía

¿En qué encrucijada de la historia el homo sapiens se fue desprendiendo del sentido de lo humano? ¿Dónde están los sabios cuyos pensamientos y creaciones condujeron a la sociedad a un estado de evolución superior? Su sabiduría consistía en ser feliz con su entorno y con el camino elegido. Ejemplos de realización personal, extraídos del Renacimiento, del período de la Ilustración de lo imaginario de la literatura latino americana y del caudal de sus estrofas poéticas, abrieron e iluminaron caminos.

¿En esta época de incertidumbre se puede ser feliz? Vivimos la banalización de la felicidad, ella se mide, se compara de acuerdo a los índices de producción. Tiempos de culto al Big Data, soledad del amigo virtual. Nos comunicamos sin figuras de carne y hueso. Parafraseando a Nietzsche, se podría sostener: el hombre ha muerto, ha sido desplazado por el humanoiderobot. Mirada apocalíptica, puesto que la inteligencia artificial no puede arrebatar al ser humano el fuego creador. No obstante, la tecnología debe continuar con su cauce originario, es decir, estar al servicio de la vida y al cuidado y protección del planeta tierra.

¿Dónde está la buena sociedad, la buena política, el buen camino? Aristóteles, el filósofo de la lógica, sostenía: “Toda acción humana tiende a un fin, el fin último es la felicidad. La felicidad es la plenitud de la realización activa del hombre dotada de razón. Para lograr la felicidad es preciso cultivar los valores (griegos). Como reina y directora de todos ellos está la justicia. Otra virtud a la que el filósofo le da una gran importancia es la amistad puesto que por medio de ella “se construyen y gobiernan las ciudades”.

El Estado debe velar por el bien común. ¿Utopía, sociedad irrealizable? ¿O más bien hermoso jardín humano que es necesario rescatar cultivar y proteger? Retomemos nuestro tiempo: estallido social que demanda profundas transformaciones, imperfecciones de la democracia que apelan a la construcción de una nueva Carta Magna.

¿Estaremos esperando a Godot, ese personaje del teatro del absurdo que nunca llegó? O, más bien, ¿estaremos en el umbral de una nueva época? Si así fuese, será necesario abrir ampliamente las puertas a la esperanza para dejar que el futuro llegue.

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