Respeto a las canas, sin color

La entrada al estadio no es cara en sí, pero tienes que sumar pasajes y una sopaipilla con café. El estadio es eso. Hablamos de 7 lucas. Quince, si se trata de esos partidos “Clase A” donde te invitan cordialmente a mejor quedarte en casa. ¿Existe un “Clase A” en esta liga tan mala? Puede sonar a un gasto normal, alguien dirá “es lo que se echan en un carrete los viernes”, pero para los viejitos, los jubilados, los sobre 60 años… Es un costo que se anota, que duele, que cuesta. Y que por eso se descarta.

Mi viejo es de Naval y lleva dos años sin ver a su equipo. Hace tiempo que ya no le interesa si ganaban o empataban, su carrete del fin de se- mana era estar en tribuna a las cuatro de la tarde y juntarse con sus amigos de siempre. Con los que quedan vivos. No se juntan en el bar, en su casa ni a comer con sus familias, solo ahí. Se desahogan un poco, a veces más que un poco. Se despiden y dicen “nos vemos el otro fin de semana”, rezan para que así sea.

Un día quiso ver al Conce solo por ver fútbol, porque extraña el estadio. No tenía camiseta ni bufanda morada, pero pasó a la boletería y alguien le preguntó su edad. “Amigo, pase por esa puerta, usted no paga”. Mi papá responde con su ingenua honestidad “pero si yo no soy del Conce” y el joven le sonríe “no importa. Acá la tercera edad no paga. No importa el color”. Había una fila de abuelitos, felices. ¡Vieran sus caras! Es un gesto pequeño no solo al bolsillo, es una muestra de respeto, de cariño. Porque ellos hicieron que a nosotros nos gustara la pelota, ellos nos llevaron al estadio cuando cabros, ellos criaron generaciones y familias donde la camiseta es sagrada. Y afuera de la fila, los esperaba su hijo, su nieta, a veces una familia casi completa. Eso es el estadio que yo conocí. Respetos a D. Concepción por su gran iniciativa de entrar gratis al adulto mayor y tirón de orejas al resto: hasta ganarían lucas, pero eso no es lo importante, aquí se trata de cariño, de respeto, de la familia