Opinión

¿Quienes son, realmente, “los mejores”?

Por: Diario Concepción 06 de Febrero 2020
Fotografía: Marisol Alarcón

Marisol Alarcón
CPO y Fundadora Laboratoria Chile

A muchos jóvenes entre los 13-15 años se les dice que la PSU es la prueba más importante de sus vidas, ya que tiene el poder de definir su futuro. ¿Cómo? Evaluándolos. Probando si son lo suficientemente capaces o no para entrar a ciertas carreras y ciertas universidades; y esto, a su vez, prácticamente definirá el desenlace de su vida.

Ya se ha dicho mucho sobre su poca efectividad en medir lo importante y como muchas medidas de nuestro país, suele dejar a aquellos con menos oportunidades atrás, porque estudiaron en un colegio que no los preparaba o los preparaba mal para esta prueba, en comparación a los y las estudiantes que acceden a colegios privados de calidad y, además, a preuniversitarios. Todos estamos en cuenta de que este tema es parte de la agenda nacional y que tiene grandes probabilidades de cambiar, especialmente luego de la propuesta realizada por Demre durante enero.

Lo que me gustaría recalcar aquí son los parámetros de excelencia y de ser “los mejores” que han formado el sistema actual de educación y del trabajo: si sueño con trabajar en cierto tipo de trabajo de joven, tengo que esforzarme por demostrar que soy “el mejor”, quedar en la “mejor” universidad y así, eventualmente, encontrar “el mejor” trabajo en lo que sueño. Si no logro esto, tendré que contentarme con hacer un camino de oportunidades mediocres.

Hay un entendimiento común a nivel nacional de qué es “lo mejor”. Sí, y la estandarización y segmentación nos ayudan a con esa definición. En simple, si salí de un buen colegio privado, si obtuve un buen puntaje en la PSU, si tengo título de una universidad tradicional o ciertas universidades privadas, el mercado asume que soy “de los mejores” y se abre un camino de entrevistas laborales interesantes y eventualmente opciones laborales buenas. ¿Qué pasa con todos aquellas y aquellos jóvenes que no cumplen con estas condiciones? Quedan fuera de las mejores oportunidades de educación y trabajo. Es un talento que se pierde y se mantiene oculto.

Desde Laboratoria desarrollamos experiencia y nos hemos enfocado en identificar justamente este tipo de talento oculto. Hemos encontrado muchísimo talento en mujeres que no pudieron rendir la s, o la hicieron y no les fue bien y, por ende, no pudieron acceder a la educación superior o si lo hicieron, fue en instituciones de baja calidad, es decir, no eran “las mejores”, según los estándares con los que nos medimos actualmente; sin embargo, este talento aparentemente mediocre, es capaz de aprender a programar en sólo 6 meses y más importante aún, es capaz de desarrollar una mentalidad de aprendizaje continuo y amor por aprender a aprender.

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