Opinión

Los sans culottes de entonces y ahora

Por: En el Tintero 08 de Octubre 2019

Con el revolucionario estereotipo de multitudes vociferantes que llevaban aristócratas por toneladas a la nunca satisfecha hoja de la guillotina, los sansculottes, por lo general, flacos y despeinados debajo de sendos gorros frigios, han empapelado las narrativas sobre la revolución francesa.

Con esta denominación se identificaban las clases medias y bajas, de la sociedad francesa, miembros del estado llano. El término “sans culotte” procede de la prenda de vestir, el culotte, un pantalón a media canilla, que portaban a finales del siglo XVIII las clases acaudaladas, más zapatos con una linda hebilla metálica, mientras más brillante mejor y que no era utilizado por las clases populares, que lo sustituían por pantalones largos, no siempre con zapatos.

Líderes exaltados y el entusiasmo de los sans culottes culminaron con el Régimen del Terror que terminó, en julio de 1794, guillotinando a sus propios líderes. No contentos, los de más abajo buscaron otros tutores más exaltados, pero la clase media con una burguesía más moderada no quería más guerra.

Napoleón se encargó a cañonazos de poner fin al escándalo y restaurar el orden, en mayo de 1795, cuando intentaban atacar el Directorio, demostrando así a los sansculottes que su poder, al menos mom ent án eam ent e, había terminado.

Ahora tenemos una clase media instalada, con pantalones largos y zapatos, las hebillas no están de moda, si así fuera, las usaría. Como los sans culottes recién subidos, su bienestar es frágil, cualquier trastorno serio le deja pobre otra vez, algunos viven pidiendo préstamos, sin saber que el que viste de prestado, en la calle lo desnudan.

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