Rodrigo López González
CEO Wolfson Solutions
Según algunas estimaciones, habrá 20 mil millones de personas en la Tierra para 2050. El planeta tendrá que hacer frente a un aumento de la urbanización, sistemas alimentarios cada vez más débiles y el agotamiento de los recursos naturales debido al cambio climático. Las sequías e inundaciones se intensificarán, así como la desertificación o el aumento del nivel de los océanos.
El clima global está cambiando y eso plantea riesgos cada vez más graves para los ecosistemas, la salud humana y la economía. La comunidad internacional asiste impotente ante una verdadera tragedia climática. Frente a este drama de escala sin precedentes, todo el mundo debe movilizarse porque el planeta Tierra es mucho más que un patrimonio común a toda la humanidad, es el hogar de cientos de miles de especies vivientes.
La transformación, mitigación y adaptación al cambio climático son desafíos clave del siglo XXI.
En el centro de estos desafíos está la cuestión de la energía, más precisamente, nuestro consumo general de energía y nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Para tener éxito en limitar el calentamiento global, el mundo necesita usar la energía de manera eficiente y adoptar fuentes de energías limpias.
A nivel mundial, el uso de energía representa, con creces, la mayor fuente de emisiones de gases de efecto invernadero de las actividades humanas. Alrededor de dos tercios de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero están vinculadas a la quema de combustibles fósiles para la energía que se utilizará para calefacción, electricidad, transporte e industria.
El mundo está progresando a una velocidad impresionante, pero el progreso realizado no garantiza un futuro sostenible del planeta. Nuestro uso y producción de energía tienen un impacto masivo en el clima, y lo contrario también es cada vez más cierto. Sin duda alguna, el cambio climático va a alterar nuestro potencial de generación de energía y nuestras necesidades energéticas. Estos desafíos son una advertencia a la comunidad internacional para que intensifique sus esfuerzos de manera urgente, coordinada y colaborativa para mitigar y revertir la tendencia. Se debe ver como una oportunidad de acelerar la incorporación de la 4ª revolución industrial en la energía (Energía 4.0), y así lograr una producción y consumo de energía 100% renovable, más resiliente, más flexible, más eficiente, más inteligente, más sustentable.
La transformación, mitigación y adaptación efectiva del cambio climático no se logrará si cada agente (individuo, institución o país) actúa independientemente, se entiende aquí la necesidad de una acción colectiva.
Hoy a 75 días de la COP25, desde Chile, desde cada hogar o lugar de trabajo, desde cada servicio del Estado, podemos y debemos contribuir a dicha acción colectiva a la cual todos estamos llamados. Es #TiempoDeActuar.