Opinión

La fabricación de ciudadanos

Por: En el Tintero 06 de Septiembre 2019

Los expertos en mercadotecnia saben, desde mucho antes de tener ese hermoso denominativo, que las necesidades pueden crearse, hacer de algo un asunto indispensable, o también, hacer que una necesidad pequeña, secundaria o marginal se transforme en una urgente e indispensable. La definición de lo que es necesario tiene en consecuencia un amplio margen, sobre todo aquello que es superfluo o accesorio. Como es lógico, no se puede hacer malabares con las necesidades fisiológicas, esas que si no se satisfacen, uno se muere, pero con casi todas las demás, sí.

Consumir determinados productos o servicios está claramente incluido en este rubro, se puede transformar una comunidad entera en consumista, como se ha probado hasta la saciedad en el permeable laboratorio de la sociedad chilena, se puede incluso modificar la actitud hacia el consumo de grupos específicos, con campañas para modificar los hábitos de consumo de determinados nichos, sintonía fina de caprichos inducidos.

Por eso, sin haber invertido esfuerzo alguno en dar valor a la política, sin educar en la importancia de la democracia, sin internalizar el papel fundamental de los organismos e instituciones del Estado para conseguir el bien común, es muy difícil conseguir que al último momento, se recurra a la ciudadanía para pedir su compromiso, mientras se le explica lo importante de su opinión ahora, cuando no lo había sido antes.

La educación de las personas desde pequeñas, para que se sientan partícipes de un proyecto de país, para que sepan cómo se construye y crece y con qué tipo de personas, es la primera parte de un programa para tener ciudadanos y no espectadores.

 

PROCOPIO

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