Opinión

Los penquistas con el alma en un hilo

Por: En el Tintero 25 de Julio 2019

Si alguien cree que los apuros de Concepción antiguo eran debido sólo a terremotos y ataques de indios estaría muy equivocado, a pesar de lo lejos que quedamos de todas partes, nunca estuvimos libres de gente codiciosa y amiga de quedarse con lo que no es de ellos. En tiempos de Carlos ll no cesaban de llegar noticias perturbadoras de piratas y bucaneros haciendo de las suyas.

El infame holandés Browes había quemado Castro, en el lejano Chiloé, poco después la escuadra de Narborough, otro forajido amenazaba Valdivia y el famoso Sharp depredaba Coquimbo y La Serena, y se esperaba de un momento a otro que asomara sus narices por las costas de la sufrida Concepción de María Purísima del Nuevo Extremo. No era para menos, eso de estar con el alma en un hilo, estaba el recuerdo cercano de piratas holandeses ocupando la isla Quiriquina y el felizmente eliminado por los indios Simón Cordes, otra joyita que había tomado como refugio la isla Santa María.

Por fortuna para las atribuladas gentes, ningún barco pirata desembarcó en la Concepción en Penco, pero las amenazas siempre estuvieron cerca, la tentación era demasiado grande y los peligros mínimos. Eduardo Davis y Guillermo Kniht anduvieron de correrías por Tongoy, Huasco, La Serena y la isla Mocha, de tal modo que no se podía dormir tranquilo, con vigías siempre de turno, el dicho popular de “llegó charqui a Penco”, para describir apariciones sorpresivas, es por el posible arribo de Sharp, que nunca vino, pero, por si las moscas, se construyó el fuerte La Planchada, de cual todavía nos quedan algunos pedazos. Siguen llegando piratas, sólo que más sutiles, debe ser por eso que no hemos arreglado el fuerte.

 

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