Goleadora de la UdeC y del fútbol chileno firmará estos días contrato con Estudiantes de la Plata, de Argentina. Un hito para nuestra zona. Ojalá sea la primera firma de varias.
Tres años atrás no había selección de fútbol y tampoco equipos profesionales en nuestra zona. Hoy son tres “profesionales”.
Camila Pavez está viajando hoy o mañana a Argentina. Hace unos meses estuvo cerca de firmar en River Plate, gigante del balompié femenino. Pusieron sus ojos en Chile. Pero ni siquiera eso, pusieron sus ojos en Concepción, donde aún no existen los contratos, imposiciones y las jugadoras hacen bingos para financiar sus clubes.
Hace dos años, hablaba con chicas de Vial o la UdeC y me decían que jugaban fútbol porque les gustaba, pero tenían claro que jamás vivirían de lo que les gusta y lo que tan bien hacen. Muchas trabajaban en otra cosa, hacían clases de Educación Física, repartían pizzas, le pedían plata a los papás para salvarse. Hoy, Camila va a firmar su contrato profesional. No tendrá que dejar el fútbol porque solo los hombres pueden vivir de esto. Ella dirá que es futbolista y punto.
Camila llegó este año desde Rancagua, se le pagó una pensión y en un semestre convenció a todos de que es buenísima. Marcó más goles que las delanteras de Colo Colo y el Morning, que todos los domingos ganan por ocho de diferencia. Pero, más importante, mostró que una mujer puede vivir del fútbol y resaltar desde Concepción, con trabajo y mucho sacrificio. Demasiado.
Está claro que ella es una excepción en un mundo donde hay muchas talentosas, pero pocas oportunidades. Donde algunos todavía piensan que el fútbol femenino no es tan buen negocio como el de hombres, aunque los machos tenemos a todos nuestros clubes endeudados, llenos de conexiones sucias y con mil personas en tribunas. Camila es una excepción que no borra el resto del paisaje, pero sin duda abrió una puerta. Rompió el candado, que la reja desaparezca.